Cuando eres un adolescente crees que ya eres dueño de tu propia vida y puedes hacer lo que quieras con ella, te sientes poderoso, que puedes hacer todas las cosas que quieras y correr todos los riesgos antes de envejecer. Todo lo quieres hacer en un segundo pero no todo es tan fácil ya que existen las malas decisiones, esas que cambian tu vida para siempre y no puedes regresar el tiempo por lo cual debes actuar con la responsabilidad sobre tus acciones pasadas.
Esta es mi historia y no se trata de una en la cual todos son felices por siempre ya que no tengo un "todos" en mi vida pero tengo un gran rayo de felicidad como recompensa a todos mi errores que ya no lo tomaría con el título de "errores" porque ha sido lo mejor que ha pasado en mi vida.
Todo comenzó cuando me cambiaron de escuela, miraba a las persona desde la ventana del auto donde estaba sentado en el asiento trasero, esos grupos de estudiantes corriendo emocionados por el primer días, las emociones de cada uno de los estudiantes y la mía que no se notaba del todo porque no estaba emocionado en regresar a estudiar.
Gracias por existir secundaria, me has arruinado la vida en todos los conceptos.
— ¿Emocionado?— Preguntó mi padre mirandome desde el retrovisor con una gran sonrisa en su rostro y yo solo lo ignoré y seguí mirando desde la ventana.— Solo quiero que hagas amigos y disfrutes lo que es la adolescencia, Justin.
— ¿Eso quiere decir que puedo salir con chicas mayores?— Pregunté con una sonrisa divertida, mi padre sabía que me gustaban las chicas mayores.
— No le digas a tu madre— Bromeó entre risas.
Cuando tienes un cambio de escuela lo primero que piensas es en , donde debes sentarte, quién será la primera persona que te hable o cómo son las personas en clases, unos pueden ser idiotas, estúpidos y con un estado mental de un niño de siete años. Mi padre me había dejado en la entrada, cosa vergonzosa ya que todos me miraron con una sonrisa en sus rostros, no era buena idea de que mi padre me llevara a la escuela el primer día si era un hombre de dieciséis años.
Admito que estaba nervioso, todos sentimos nervios en la vida y mucho más cuando se hacen cosas nuevas como una nueva escuela, daba pasos muy lentos y observaba a todos los chicos recibiéndose entre ellos con un gran abrazo, otros se golpeaban, muchos gritaban y se tiraban al suelo llevándose un gran golpe.
Ya extrañaba a mis amigos.
— Chico nuevo— Dijo un chico colocando su mano en mi hombro.— Soy Gordon— Se presentó estrechando mi mano— Creo que es posible que tengamos una clase en común, vas a odiar con tu vida las clases de química ya que el profesor parece un científico loco.
En todo el camino Gordon seguía hablando y yo aún no me había presentado. Odiaba que las personas se me pegaron como parásitos y no me dejaran tomar un respiro pero por ser el primer día de verdad necesitaba una compañía para no lucir como un perdedor.
— Soy Justin— Alcé la voz interrumpiéndolo y llamando la atención de todos los chicos en los pasillos.
Claro, ahora todos me miran.
— Creo que vamos a ser buenos amigos, Justin— Me sonrió dirigiéndose hacia un casillero. Creo que este es el tuyo, justo al lado del mío.
Esto cada vez se ponía peor.
Gordon volvió a hablar como loco sin detenerse pero esta vez no lograba prestarle atención a sus palabras porque una hermosa creación había llamado mi atención, una chica con una diminuta falda y una cartera posiblemente de marca en su brazo, estaba caminando con otras chicas mientras hablaba con una gran hermosa sonrisa en su rostro, los dientes más blancos y perfectos que jamás hubiera visto en mi vida.
Ella era completamente perfecta de pies a cabeza.
Hicimos contacto visual por cinco segundos y estoy seguro de que ella me dedicó una sonrisa, de esas que quedaría marcada en mi memoria, imposible de olvidar. Su cabello era tan perfecto que podría salir en los comerciales de shampoo, su nariz estaba llena de tiernas pecas que le daban más belleza aún, esos hermosos ojos verdes me iluminaban haciéndome olvidar en qué lugar estaba.
Ella debía ser un ángel destinado a jugar con mi mente.
— Samantha Williams— Dijo Gordon sacándome de mis pensamientos.— Es difícil salir con ella si no eres parte del equipo de fútbol.— Cerró su casillero soltando un suspiro.— No te recomendaría hablar con ella, no es todo lo que refleja ser en realidad.
— ¿Qué quieres decir con eso?— Pregunté intrigado.
— Sale con todos los chicos, Justin— Se encogió de hombros.
Creo que era mejor olvidarme de ella si eso era cierto pero no lo sentía como una obligación.
Al menos tenía que hablarle una sola vez.
Para mi sorpresa la primera clase fue química y el profesor si parecía un científico loco, Gordon estaba sentado detrás de mi y ya escuchaba sus ronquidos. La hora pasaba cada vez más lenta y todos tenían sueño e ignoraban al profesor, sus típicas charlas de primer día eran horribles y apenas lo estaba conociendo.
Era increíble que estuviera contemplando la goma de borrar de mi lápiz.
Todo se volvió mucho mejor cuando ella abrió la puerta, su cabello estaba cubriendo su cara y tenía una sonrisa muy nerviosa. Todos la estábamos mirando, ya llevaba cuarenta minutos de retraso pero eso no le quitaba lo linda que lucía frente a todos.
— Williams— Dijo el profesor colocando su mano en su frente para luego soltar un gran suspiro— El primer día y llega más que tarde.
— ¿Sirve de excusa mencionar al comité de bienvenida?— Preguntó mostrando sus palmas como defensa.
— Creo que sirve de excusa que te estabas acostando con uno de los chicos del comité de bienvenida.— Dijo una chica desde los últimos asientos, siempre hay una que quiere llamar la atención.
Me encantaba la manera en que ella rodaba los ojos e ignoraba el comentario de esa chica, aún seguía parada en la puerta esperando respuesta del profesor.
— Puede pasar, señorita Williams.— La sonrisa de ella cuando mostraba sus dientes era como si el cielo se abriera y se escuchara el canto de los ángeles.
Mis nervios aumentaban cuando estaba caminando entre las filas, la que estaba a mi lado estaba vacía y ya estaba deseando que se sentara a mi lado, por una vez en la vida necesitaba que Dios leyera mis pensamientos. Ya se estaba acercando, mi pierna derecha se movía ansiosamente por los nervios y la emoción de que se sentara a mi lado y justo ahí dejó su bolso y se sentó, observé como sacaba su libreta y intentaba buscar su lápiz hasta que lo encontró pero accidentalmente cayó al suelo.
Un momento para escuchar su voz. Intenté agacharme tanto como pude hasta tomar el lápiz.
— Toma— Se lo extendí y ella sonrió tomándolo, su mano era tan blanca, su piel era igual de perfecta.
Me recordaba a la porcelana.
— Gracias— La escuché decir para dedicar su vista al profesor.
Y así fue como no pude dejar de mirarla en toda la clase.
Era mi mejor distracción.
![](https://img.wattpad.com/cover/60305706-288-k54678.jpg)