LAUREN
La terapeuta se pone de pie y camina hacia su ventana para cerrar las persianas.
—¿Así está mejor?
Asiento sin darme cuenta que el sol estaba brillando en mi rostro hasta que tiró del cordel. Intento relajarme, pero la verdad es que estoy al límite. No veo cómo va a arreglar algo el día de hoy, mañana o incluso el mes siguiente.
—El sol del atardecer puede ser cegador.
—¿Por qué no reacomodas tu oficina?
Sus ojos vagan como si estuviera considerando mi sugerencia. Sin embargo, sé que no es así. Puedes decirlo por la desteñida alfombra en la que descansan mis pies que el mobiliario no se ha movido probablemente desde que se abrieron las puertas. Si no lo supiera mejor, diría que su estilo de vida es muy parecido al mío, estacionario y temeroso del cambio. Camila es exactamente lo opuesto. Cada vez que visitaba su dormitorio, era diferente a la última vez. Su cama y la de su compañera de habitación estarían invertidas y habría nuevos carteles u otras decoraciones colgando de las paredes.
Una vez le dije que una noche me iba a escabullir allí dentro y terminaría en la cama equivocada. Yo me reí pero ella no pensó que fuera gracioso.
—No soy fanática del cambio —dice ella, confirmando mi conjetura.
—Sí, yo tampoco.
—Me resulta sorprendente, dado que estás en las fuerzas militares.
Pongo mis brazos en el reposabrazos y me inclino ligeramente hacia adelante.
—Estar en las fuerzas militares no elimina mi aversión al cambio.
Cuando crecía, mi padre era firme en que todo debía permanecer igual. Nuestro sofá siempre estuvo en el mismo lugar y solo se movía para poder limpiar por debajo, e incluso entonces, se volvía a poner en el mismo lugar exacto. Ni un centímetro en otra dirección. Cuando llegué a casa en mi primer permiso, fui a dejar mi maleta, como había hecho muchas veces, en el sofá, solo para que cayera en la nueva mesa de café que quedó hecha pedazos.
Mi mamá se enojó, pero le dije que el sofá no se había movido en dieciocho años, así que, ¿cómo lo iba a saber?
—¿Mucho ha cambiado para ti en los últimos años, no?
Me recuesto en la silla y asiento.
—No que fuera mi elección.
—Seguramente algo de ello fue tu elección. Entraste al servicio bajo tu propia voluntad, ¿no es así?
—Así es. También escogí mi campo, pero no escogí irme tanto tiempo o perderme el nacimiento de mi hijo. Esas no fueron elecciones mías. Las hicieron por mí. No estoy eligiendo estar aquí sentada, pero estoy aquí por Camila y haré lo que sea por ella. —Tengo que apartar la mirada.
No quiero que ella vea el dolor y la rabia en mis rojos. Por años, he luchado por regresar aquí y cada una de esas veces pensábamos que estábamos cerca. Cada vez, pensábamos que una unidad nos estaría esperando. No fue así.
—¿Tienes problemas de confianza, Lauren?
—Sí y no —murmuro.
—¿Te molestaría explicarte?
No realmente, pero sé que debo hacerlo.
—No debería confiar en la Armada, pero lo hago. No sé qué pensar y Chris está en una misión, así que no es como si pudiera sentarme y preguntarle. —Me encojo de hombros—. Ni siquiera estoy segura de que me dirá la verdad. Se llevó a mi chica cuando se suponía que debía estar manteniéndome viva en su corazón. Es la Armada la que me ha protegido por años, aun cuando me ha mantenido lejos de mi vida. Me mantuvieron viva para poder regresar a casa, pero una parte de mí se pregunta por qué tomó tanto tiempo y qué tanto sabe realmente Chris.
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Thinking of you (CAMREN)
RomanceCamila Cabello ha crecido con las Fuerzas Armadas en su sangre. Pero cuando sucede lo inimaginable, y su futura esposa es asesinada en combate, Camila apenas puede sobrevivir, hasta que el hermano gemelo de Lauren, Chris, la ayuda a recoger los peda...