16. Relatividad
–Dawn –el timbre de tu voz se deslizó por mi piel como una caricia. Esta vez ahogué el suspiro que acompañaría tu nombre–. Lo siento.
No comprendí. –¿Por qué?
–No ha llegado otro paquete para ti. –Hiciste una pausa motivándome a entender por mí misma. No pude–. No he podido verte.
¿Qué habías dicho? No, no, no. Había escuchado mal.
–El tiempo se ha ido volando esta semana.
Una semana, ese fue el tiempo infinito en que no te vi.
–No imaginas... Fue una larga espera.
Y solo así, empezaste a robarme más que horas de sueño, o miradas furtivas. Empezaste a robarme las palabras.
ESTÁS LEYENDO
Cien velas para ti
Novela JuvenilUn amor siempre nace y arrastra todo consigo. Un amor siempre nace y borra prejuicios. Un amor siempre nace de luces y chispas, de miradas y risas. Un amor siempre nace de complicidad y versos. Un amor siempre nace y, si es bueno, se reproduce, crec...