Lunes

Miércoles

Miércoles, sí. MIÉRCOLES!!!! Un miércoles de final inesperado!
Me levanté temprano, medio perdida, como desorientada. Rendía un recuperatorio esa mañana para ver si podía salvar Geografía, y claro está, ni había estudiado. Voy a la parada del colectivo y lo veo pasar en frente mío. Si. Tuve que esperar el próximo. Llega el segundo cole, me subo, y para mi mala suerte la tarjeta no tenía plata. Compro un pasaje y voy al fondo. Como era de esperarse, ni un asiento estaba disponible. Hace falta aclarar que no era mi día? Llego al colegio, en busca de una profe para entregar un último trabajo, y qué pasa? La señorita ya se había ido. Con mi vena a punto de estallar, respiro profundo y vuelvo a la parada del colectivo. Mi cara de seria era fatal. A quien se le ocurriera dirigirme la palabra estaba jugando con fuego. Llego a la esquina, y cuando estoy por cruzar veo al colectivo justo ahí, por arrancar. Corro sin miedo de que me atravesara alguno de los autos que venía por esta calle generalmente transitada, subo al colectivo y detrás mío sube otro chico en las mismas condiciones que yo. Había llegado de suerte. El colectivo estaba vacío, éramos tres personas viajando. Con los auriculares en su lugar, los siguientes 25 minutos de viaje se extendían en cada canción, en cada mirada atravesando la ventana. Mi día en sí fue un viaje. Llegando a destino, me levanto de mi asiento y me dirijo al fondo del colectivo para descender en la parada, y detrás mío baja alguien, que al llegar a la vereda toma el camino de la derecha, y yo el de la izquierda,cruzando la calle. El colectivo tapaba todo. En cuanto avanza, volteo a ver a esa persona. Descubro que también había volteado a ver, y de manera espontánea ambos soltamos una sonrisa agradable. Era él. El que se había subido al bus detrás de mi. El que me observó durante el viaje. El que agradeció que tocara el timbre por él al bajar. El que cambió mi día con tan solo una sonrisa. Solo una sonrisa.