IV

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Su auto era mas impresionante por dentro.

Me sentía intimidada ante tanto lujo y no podía ocultar mi cara de asombro.

 siempre meabía relacionado con gente que no fuera de mi entorno porque me alteraban los niños ricos y las chicas plásticas, de igual forma, Vals seguro era otro típico niño rico como los que mi madre insistía en presentarme. 

Arrancó el auto y pasaron varios minutos de silencio incomodo. 
-Lindo auto- se me escapó
-Gracias... Disculpa ¿tu nombre? -me preguntó con la mirada fija en mi, sin importarle la carretera.
-Abell -sonreí y giré la cabeza hacía la ventana mirando el paisaje.
-Lindo -dijo con la mirada todavía sobre mi.
-Gracias... ¿Tu?
-Vals- volvió a concentrarse en la carretera
-¿Vals? - enarque una ceja.
-Si, como la canción, mi madre es contadora, una mujer muy inteligente pero le falta creatividad -Sonrió.

"el chico con nombre de canción" pensé

-Así que Abell de auto deportivo naranja oscuro, no puedo llevarte a tu casa, mi mejor amigo se casa y tendría que estar ahí hace mas de una hora pero tuve un accidente automovilístico, por suerte estoy bien, no te preocupes - sus palabras parecían flotar en el aire, y solté una risita tonta por el chiste que había hecho al final, me aclaré la garganta y solté: ¡ El accidente fue tu culpa! - el me ignoró y siguió su monologo.

-Así que los cargos que levantaré van a ser que seas mi acompañante por esta noche y después te llevaré a tu casa como le prometí a mi amigo policía. No te preocupes por el atuendo, llevé a mis hermanas a elegir sus vestidos y compraron tres vestidos cada una, nunca entenderé el gusto femenino... en fin, el caso es que hay seis vestidos allá atrás - soltó el volante y agarro varias bolsas de compras con marcas importantes, las dejó sobre mi y siguió -Elije el que más te guste, en cualquiera te verás hermosa te lo aseguro -me miró y guiño un ojo.

Detestaba la seguridad que tenía en sí mismo, lo lindo que era y lo bien que le quedaba coquetear conmigo, no se que pretendía pero no me estaba agradando.

-!Para el auto!- grité

El auto chilló en el asfalto y Vals clavo sus impresionantes ojos en mi

-¿Que pasó?

-No voy a ir a ningún lugar contigo, gracias por acercarme- dije sin mirarlo, buscando la manija para abrir la puerta -¿De dónde se abre está puerta?- solté nerviosa.

-No te voy a dejar en mitad de la nada Abell -Dijo con un tono serio que logró asustarme. No me iba a quedar callada, reaccioné. Logré abrir la puerta, baje del auto y comencé a caminar a zancadas.

Escuché como él bajaba del auto y caminaba hacía mi.

-Disculpa, Abell no quería sonar así, dale, escúchame, enserio necesito llegar a la boda, puedes ir así vestida, como te sientas cómoda, por favor sube al auto -dijo colocándose enfrente mio

-Mira, no pretendas caerme bien, ya he tenido bastante con los chicos cómo tu, no me interesa la cuenta bancaria que tengas, ni sí tus hermanas compraron en Velvet sus atuendos.

-No van a las tiendas tiene sastre propio- dijo con sarcasmo. A mi me hirvió la sangre.

-Exacto, Adiós niño rico- seguí mi camino.

-Dale era una broma, por favor, soy el padrino, estoy retrasado y tengo que dar el discurso de la boda, somos amigos desde los siete años, enserio es importante para mi, no puedo creer que te este rogando pero en realidad necesito llegar -Había sinceridad en su voz y logró ablandarme. Me detuve, respiré.

-Vamos a hacer lo siguiente: yo me subo a tu auto, conduces a la boda de tu amigo sin decir una palabra y me quedo en el auto esperando a que termine la aburrida boda, sin ofender, y me llevas a mi casa ¿Estamos? -No esperé a que respondiera, di marcha atrás, subí al auto y cerré la puerta con todas mis fuerzas, a propósito.

No Encuentro La SalidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora