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Violet

Me miró furioso y  sabía que se venían la tercera guerra mundial, su rostro de disgusto me lo decía todo. Puso en pausa su juego y se levantó rápidamente mientras me acorralaba. Me achicaba sin darme cuenta, es como si no pudiera controlar mis propios pies. ¡No retrocedas idiota! decía mi cerebro pero mis pies eran guiados por mi temor de lo que puede llegar a suceder.

-No te metas en mi vida-dijo él mientras apoyaba una de sus manos en la pared, choqué con la pared y eso  fue lo que me trajo a la realidad de nuevo-

-No te metas en la mía-dije mientras reunía el valor que me faltaba-

-Eres de mi familia pequeña idiota haré lo que se me dé la regalada gana-dice él, impacta un golpe seco en la pared que me hizo quedarme helada. ¿Sería capaz de golpearme? no se lo permitiría.

Éste se alejó de mi rápidamente y se encerró en su cuarto, lo supe cuando se oyó un portazo después de eso serie de golpes se oían en las paredes y me pareció bastante perturbador lo que es capaz este chico.

-Es normal, no te asustes-se oyó una voz- 

Giré mi cabeza a la dirección de dónde venía la voz y era de la criada Nadia.

-Pensé que iba a golpearme-confesé-

-No es violento con las personas, sólo con los objetos-me dijo ella-

-Me pone la piel de gallina y eso que viví demasiadas cosas-seguí confesando-

-Hasta a sus propios padres le pone la piel de gallina, el psicólogo de él vendrá en unas horas. Tiene problemas de soledad-dijo Nadia-

Asentí y caminé hasta mi cuarto que me costó encontrarlo ya que la casa era muy amplía, no estaba acostumbrada a ella todavía. Me tiré en la cama, traté de dormir un rato ya que no había nada que pudiese hacer. Pero los gritos de Dominik me lo impedía, eran gritos, llantos, golpes a la pared. Eran berrinches de niño mimado.

-¡CÁLLATE MALDITO IMBÉCIL!-grité enojada-

-TE OÍ-gritó él en respuesta-

-ESE ERA EL OBJETIVO-conteste- QUIERO DORMIR, NO TODOS GASTAMOS TIEMPO CON INTERNET-dije finalmente-

No se oyó ningún ruido ni ninguna respuesta, así que me sentí satisfecha hasta que la puerta de mi cuarto sonó. Bufé y caminé para abrirla, era Nadia.

-Señorita Violet me dijeron sus padres que debería ir a comprar ropa ya que no posee mucha-dijo con todo respeto-

-Sólo dime Violet no soy ninguna reina-dije bromeando-  No se si quiero ir a comprar ropa, me sentiría como una idiota que va siempre de compras-

-Dominik también debe de ir, se renuevan el guardarropas una vez al mes-dijo ella- El chofer los está esperando abajo-

Bufé ya que sabía que no había ningún remedio, debo ir y no hay excusas que me valgan. caminé hasta la puerta del supuesto cuarto de Dominik y se oían unos murmullos.

-Sylvia... no puedo, simplemente no puedo hacerlo soy muy cobarde-era la voz de Dominik y estaba rota- No quiero suicidarme, pero a la vez sí-me asusté cuando la palabra suicidio apareció en la oración-

-¡Dominik debemos irnos!-interrumpí su conversación con alguien tal vez-

-No quiero ir-dijo él-

-Pues tienes que venir, ya que no conozco mucho por aquí-dije seca-

-Que te lleve el chofer- respondió indiferente-

-Pues si no vienes hay algo tuyo que se y no te diré.- traté de manipularlo-

La puerta se abrió de golpe dejándome ver a Dominik sin camisa, sus nudillos estaban violeta y su rostro rojo.

-¿Lloraste?-pregunté-

-¿Que sabes de mí?-preguntó ignorando mi pregunta-

-¿Lloraste?-insistí nuevamente- Lloraste-lo confirmé-

Él iba a cerrarme la puerta en la ara y fuí más rápida que él, puse mi pie en la puerta con mis manos la empujé haciendo que su cuarto quede al descubierto. Éste me miró furioso, lo agarré del cuello aunque es un poco más alto que yo y lo llevé contra la pared cómo el hizo anteriormente conmigo.

-Mira maldito imbécil tengo cosas que hacer y yo tampoco quiero ir así que te vistes o te visto-lo amenacé-

-Vísteme-sonrió malévolo-

Tragué gordo no esperaba que el me dijera que lo vistiera. Caminé hasta la cama y agarré la remera que tenía anteriormente puesta y se la puse, éste se dejaba llevar por mi pero disfrutaba de mi cara de perro.

-Quiero otro pantalón-dijo mientras sonreía pícaro-

-No voy a ponértelo-dije riendo-

-Entonces no voy- me desafió-

Caminé de mala gana hasta su armario y saqué un pantalón de jean negro, lo apoyé en la cama. Mis manos temblaban y fueron hasta el botón de su pantalón que lo desabroché y pasé mis manos por sus caderas para bajarlo. Fue un momento incómodo para mi al verlo en boxers mientras mi cara estaba roja como un tomate y el sonreía disfrutando el espectáculo. Le puse sus pantalones y zapatos, lo agarré de la mano y lo llevé hasta el auto dónde nos subimos y el chofer conducía.

-Deberías hacerlo más seguido-dijo él mientras mordía su labio inferior-

Rodeé los ojos y dirigí mi vista a la ventana.



Radioactive (Dominik Santorski)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora