Especial +200 Lobitos |Sterek|

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Stiles tenía miedo, eso no lo duden ni por un segundo, el pobre humano estaba que se cagaba del miedo. Aunque no temblaba por eso, no, temblaba porque estaba caminando a un lado de la carretera y hacía alrededor de quince minutos que había comenzado una pequeña llovizna. Y su sudadera roja ya se le estaba pegando al cuerpo.

Ni siquiera él sabía como había llegado a ese punto, quedando solo en el mundo ¿Su padre? Internado en el hospital muy mal herido y con posibilidades de no lograr seguir adelante ¿Su manada? Lo habían dejado de lado ¿Su mejor amigo? Se había ido con un chico que no veían desde los diez años ¿Su novia? Ella también se había ido con aquel chico.

El humano cerró los puños con enojo al pensar en el chico Quimera, Theo Raeken. Desde que él había llegado el pobre Stiles no había tenido mas que problemas, desde que lo vio por primera vez luego de siete años supo que algo malo tramaba Theo, pero como siempre, Scott no le creyó. Por lo que ahora estaba solo, solo como un perro, la ironía casi le daba risa.

Un escalofrío le recorrió el cuerpo y Stiles se colocó su capucha, pequeñas lagrimas salían de sus ojerosos, rojos y cansados ojos para luego rodar por sus mejillas y caer hacia el suelo a partir de su barbilla. Para ese momento ya no le importaba nada, estaba planteándose el caminar por el bosque, quizás así alguna criatura se dignara a acabar con su sufrimiento de una vez por todas. Pero no lo hizo, de seguro ni las criaturas le querrías ni como bocadillo nocturno. Levantó su muñeca y observó su reloj, eran las 11:30 PM, ya era tarde y él seguía allí; caminando en el medio de la nada.

Su sombra de resaltó en el suelo? Ya que unos faros de luz amarillentos le apuntaron desde su espalda. El ojimiel no se detuvo aun sabiendo que eran los faros de un auto, pensó en que podría ser un coche patrulla que habían enviado en su búsqueda. Pero se olvidó de esa idea por dos cosas: La primera era que su padre estaba en el hospital, y la segunda que el motor de aquel vehículo sonaba como un deportivo.

Stiles sonrió, quizás alguien había escuchado sus plegarias el o los tipos del auto iban a robarle. Él iba a resistirse, quizás así finalmente le mataran. También pensó que podría ser un conductor ebrio, quizás este le atropellara.

Pero no, ninguna de las dos opciones fue la correcta, el conductor bajó la velocidad y el auto comenzó a andar a su lado. Stiles observó de reojo y quiso que se lo tragara la tierra al ver allí un Camaro de color negro en perfectas condiciones, pero no cualquier Camaro, era el vehículo que él ya conocía.

- ¿Por qué tú? - Murmuró sabiendo que el que conducía ese vehículo le escucharía.

La ventanilla de quien manejaba se bajó y Stiles ocultó su rostro en la capucha, no quería que le vieran en ese estado. Entonces, como el universo le odia, comenzó a llover aun mas fuerte y el ojimiel ocultó su rostro en la capucha, no queriendo ser visto por esa persona.

- Stiles - Le llamó el pelinegro.

Pero Stiles no se detuvo comenzó a caminar mas rápido, para que así quizás quien lo llamaba se cansara y le dejara solo, como lo habían hecho todos los demás.

Se abrazó a sí mismo por el frío y sus brazos le dolieron a causa de las cortadas ¿Quién lo diría? Stiles Stilinski, quien tantas veces se había quejado de las personas que se cortaban las muñecas, también lo hacía. Lo había hecho mientras caminaba, con una navaja que arrojó hacia el bosque en el camino por un arranque de ira.

- ¡Stiles! - Volvió a llamarle el conductor del Camaro, esta vez con mas fuerzas.

El ojimiel comenzaba a respirar con dificultad, su pulso comenzaba a acelerarse mientras se adelantaba al coche y se colocaba frente a él en la carretera, así el lobo no podría poner el auto a su lado y no le vería.

One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora