—¡Kate! ¡Kate!—La vi arriba con un tipo. — me dijo una chica borracha.
—Muchas gracias. —le dije al mismo tiempo que la llevaba al sillón antes de que cayera en su propio vómito.
¿Donde pudo haberse metido ahora? Siempre que salimos a una fiesta promete no desaparecer, no entiendo porqué aun le creo.
Subí arriba ya que eso fue lo que me dijo esa chica, me pregunto cuál será su nombre. Bueno, eso no importa ahora.
—¿Kate? ¿Estas aquí? — pregunté mientras entraba a una habitación.
—Estamos por acá, mi nuevo amigo me trajo a mostrarme su nueva lamparita— contestó obviamente borracha.
—Tu eres verdaderamente tonta, ¿no? — dije enojada.
—Vamos Serena, solo quería pasarla bien un rato, todo es muy aburrido allá abajo.
Tomé su vestido del suelo y se lo di para que se vistiera. Después la llevé afuera porque mi madre ya iba a recogernos.
*Suena el pitido de un carro*
Llegó mi madre, ¿qué puedo hacer para que no note que Kate se emborrachó de nuevo? Me pidió que la cuidara, seguro me dirá que soy la peor hija y hermana del mundo.
—Kate por favor intenta aparentar que no has tomado mas de dos cervezas, no quiero problemas con mamá.
—Haré el intento, hermanita querida.
Subimos al carro.
—¿Hola? —dice una voz que no conocemos.
—Oh, lo sentimos, de verdad, creímos que era el carro de nuestra madre, se suponía que ella venía ya a recogernos y este carro es igual —le dije super avergonzada a una extraña.
—No se preocupen, los accidentes pasan— dijo esa mujer con una sonrisa en el rostro.
Nos bajamos del carro de esa señora riéndonos tanto que nisiquiera nos dimos cuenta de que nuestra verdadera mamá nos estaba esperando.
No puedo creer que fuimos tan distraídas que nos subimos al carro de una desconocida, que cosas.
—Mamá, no te imaginas la estupidez que acabamos de hacer— le dije aun riéndome.
—¿Que hicieron? Se subieron a un carro con tipos que posiblemente acaban de conocer hace menos de una hora?
—No mamá, nos subimos con mujeres, a nosotras no nos gustan los hombres, jugamos un par de juegos con ellas dentro de ese carro que estaba detrás de este— dijo mi hermana sarcásticamente.
—¿Puedes callarte?— le dije a mi hermana —No mamá, olvidalo, ¿que hay de cenar?— le dije a mi madre.
—Pues no hay nada, ustedes salieron, yo salí, y el perro no sabe cocinar— mamá parecía enojada.
—Oye, tampoco te pongas asi, ¿a donde fuiste?
—Tolondrones.
—¿Qué? Jaja, ¿te sientes bien mamá?— dije riéndome.
Parece que Kate no es la única que se divirtió hoy, ambas no paran de sonreír y decir cosas sin sentido. Ojalá yo también hubiera disfrutado la noche, pero todo lo que hice fue quedarme sentada en las escaleras esperando a que alguien me hablara. Quizás debería de comenzar a ir a fiestas de personas de mi edad, y no fiestas de chicos de 17. Qué digo, sería lo mismo.
Llegamos a casa. Abro la puerta esperando que Bonnie me reciba (Bonnie es mi perro), pero no lo hace, así que subo a buscarlo a las habitaciones.
—¡Bonnie! ¿¡Mama!, has visto a Bonnie?
—Llevo fuera el mismo tiempo que tú Serena, si tu no sabes donde está, yo tampoco.—me dice mi madre desde la sala.
—Iré fuera a buscarlo.
—¡Lleva suéter!
—Ya lo llevo.
Salgo de casa gritando "Bonnie" como loca, traigo su correa para cuando lo encuentre, pero no aparece por ningún lado, y comienzo a alejarme demasiado de casa, pero todo por mi pequeño.
—¿Qué buscas bonita?— dijo uno de los tipos que estaban reunidos en la calle por la que yo iba pasando.
—Busco a mi perro.
—Esta aquí, acércate.
—Ni loca me acerco a ustedes, creo que mejor me iré.
—No, ven, no nos hagas ir por ti.
Preferí correr, yo no tenia nada que hacer ahí porque obviamente Bonnie no estaba con ellos.
Dos de ellos vienen hacia mí.—Déjenme en paz, o gritaré— decía mientras me arrastraban hacia donde estaban los demás.
—Te dimos la oportunidad de venir por las buenas, ademas nadie te escuchará, son las tres de la mañana— dijo uno de ellos.
—¡Ayuda! ¡Por favor alguien ayudeme!— al parecer tenían razon, nadie iba a escucharme— ¡Ayuda!— seguí gritando.
—Hey, ¡dejenla!— grito alguien a lo lejos.
—¿O qué?— dijo uno de los que estaban ahí.
Un chico salió de la nada y golpeó al que me tenia agarrada, aproveche para correr, pero voltee, no podía dejarlo ahí con esos gigantones, el me ayudó.
—¡Corre! Estaré bien— me gritó.
Me di la vuelta y corrí.
Llegue a casa muy asustada, subí rápido a mi habitacion, mi madre estaba dormida en la sala, pero mi hermana estaba despierta aun, se dio cuenta de que algo me pasaba y entró a mi habitación.
—¿Qué pasó? ¿Encontraste a Bonnie?
—No, seguiré buscándolo mañana— le dije mirando el suelo.
—¿Te pasa algo Serena? Pareciera que viste un fantasma.
—Ojala eso hubiera sido.
—¿Qué pasó?
Le conté lo que pasó, me abrazó y me dijo: —Pero que si eres marica, un chico te salva la vida y tu huyes— se rió.
—No estoy para bromas, de verdad me siento mal de haberlo dejado ahi, ¿que tal que le hicieron mucho daño?
—Pues para como dices que eran esos tipos, no dudo que haya terminado muy lastimado.
—Deberíamos ir a ver que pasó con el, ¿qué tal y esta ahí tirado?— dije preocupada.
—¿Estás loca verdad?
—No, podemos tomar el carro de mamá, esta dormida.
—Bien, iré a sacarle las llaves.
Subimos al carro y fuimos hacia el lugar, pero cuando pasamos por ahí no había nadie, quizás ellos se fueron y el no quedo tan mal y se fue también.
Volvimos a casa y nos fuimos a dormir.
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Paraíso artificial
Teen FictionSerena vive en una pequeña ciudad con su madre, su hermana y su perro Bonnie. Una noche conocerá a un chico que la dejará perdida, del cual no sabrá siquiera su nombre, pero también conocerá a otro, quien se volverá su amigo (o algo más) con quien c...