Por más de cuarenta y cinco minutos conversé con mi cliente, lo sé no es mucho tiempo pero para mí fueron horas. Sólo quería saber si Susan tenía sus datos, cuando al fin terminamos la conferencia la llamé por el intercomunicador pero no respondió.
-¡Susan!-exclamé pero no apareció. Salí de la oficina desesperado cuando la encontré sentada en su silla atendiendo una llamada y muy sonriente.
-Lo sé, pero tiene tantas cosas en mente que olvidó por completo que no tenía tus datos.
Cuando la escuché toda mi sangre subió de golpe hasta mi cerebro, pasé mis dedos sobre mis labios para luego cruzarme de brazos tratando de que Susan me dejara escuchar la conversación.
-Por supuesto yo encantada.-dijo sonriente, giró en su silla dándome la espalda algo que solucioné de inmediato colocándome frente a ella.
-Susan.-dije al fin.
-Sí Christine es él, ¿te comunico? Oh está bien que tengas buen día.
Y así sin más cortó la llamada obsequiándome una sonrisa de satisfacción.
-¿Por qué no me comunicaste?
-No quiso, dijo estar un poco ocupada y que te vería luego.
-¿Luego?
-La invitaste a cenar.-dijo con total calma.
-Susan no me trates como si fuera un jovencito.
-Lo eres, el hecho que tengas un amplio historial de mujeres en tu cama no quiere decir que tengas experiencia con mujeres como Christine.
-Sé cómo hacer las cosas. Mis cosas.-dije con énfasis.
-Me lo agradecerás luego, te haré una reservación y me encargaré de los demás detalles. Tú ve a trabajar para que en la noche estés totalmente relajado.
-Susan...
-Ve.-dijo empujándome de vuelta a la oficina.
No mentiré diciendo que el resto del día transcurrió en calma y absorto en mi trabajo porque desde el momento que Susan me arregló la dichosa cita mi mente sólo imaginaba la risa de Christine y sus grandes ojos verdes devorando mi faz.
-¿Listo?
-No.
-Bien, estos son los datos del restaurante. Ya el chofer fue por ella y...
-¿Enviaste a un conductor? Iba a ir por ella.-dije molesto.
-Es mejor, la pobre corría el riesgo de esperar por ti durante horas.
-No exageres.
-No lo hago, ahora vete.
Sonreí tratando de ocultar mis nervios, tomé mi saco y me quité la corbata. El lugar que escogió Susan era un sitio moderno y casual así que mi traje iba a estar de más. Conduje durante unos treinta minutos, golpeaba el volante con mis dedos, silbaba en fin eran irracionales los nervios que sentía.
-Buenas noches, reservación para Nathan East.
-Buenas noches Sr. East, bienvenido acompáñeme por favor.
Me guió por todo el lugar hasta llegar a la zona VIP, puertas de cristal y música de violín amenizaba el ambiente. Ahí fue cuando la vi, jugando con su cabellera café se colocaba un mechón sobre sus labios simulando un bigote, tomó un cubierto entre sus manos y buscó su reflejo entonces liberó una risita, dejó la pequeña cuchara sobre la mesa y a su cabello en paz.
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Recuerdos de un Mañana.
RomanceNathan East es un hombre poderoso y exitoso, el abogado más respetado de Vancouver. Su pasado pasado lo volvió un hombre ajeno a los compromisos, aventuras de una noche es lo suyo. Un día cuando menos lo espere la vida le dará la oportunidad de camb...