Tres. Intimidad

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Park Jimin, el chico de cabellos rojizos, llegó a las puertas de mi departamento con un bolso al hombro y tres cajas de cartón llenas de artículos, me sonrió avergonzado.

-Si se arrepiente, pues... No habrá problema -murmuró encogiéndose de hombros esperando probablemente a que le dijese que se vaya.

-Hey, tranquilo, estoy bien con esto, sino, no lo hubiese dicho siquiera -me hice a un lado para que tuviese espacio para entrar-. Adelante.

-Entonces... Con su permiso -susurró entrando con el bolso y una caja en brazos, tomé las otras dos cajas y cerré la puerta con un pie.

-No es enorme, ni mucho menos algo que envidiar, pero es completamente mío, así que espero que te adaptes -dije dejando las cajas a un lado, él soltó el bolso y acomodó la caja junto a las otras, negó con la cabeza.

-No se preocupe hyung, es perfecto -sonrió con las mejillas sonrojadas, vaya, este chico automáticamente era una fresa.

-Perfecto -sonreí-, ahora, lo que sí puedo alardear es que cuenta con un segundo piso en donde están las habitaciones, y sí, digo ¡Habitaciones! con "s", porque tengo dos -sonreí haciéndolo reír-. Estaremos durmiendo frente a frente -avisé, asintió rápidamente.

Subimos las cajas a la habitación que designé como suya, porque bueno, era la única que tenía aparte de la mía.

-Y... dime Jimin -comencé a hablar mientras tendíamos su cama- ¿Sabes cocinar? -levantó la vista de las sábanas y asintió.

-Sip, ¿usted? -fruncí el ceño-, digo... ¿Y tú, hyung? -formó una sonrisa nerviosa y no pude evitar una sonrisa sincera.

-No, pero sé hervir agua ¿sirve? -soltó las carcajadas más estruendosas que he escuchado en mi vida y me quedé perplejo por unos segundos ¿Cómo pueden existir personas como él? ¿Tan inocentes y tranquilos? ¿Tan felices? Tragué saliva, yo jamás podría alcanzar un estado tan hermoso de felicidad... O simplemente no alcanzaré a vivirlo.

-Hyung... -dijo cuando se calmó-, hyung eso es triste -tenía estampada una sonrisa que parecía tan real, tan sincera... Tan hermosa, que se formó un revoltijo en mi estómago al observarlo-. Desde ahora yo cocinaré entonces -asentí un poco inquieto-, tú puedes servir el café -"café"... O sí, claro, casi lo olvidaba, hoy marqué una cruz en el número dos y mi mano casi tembló mientras lo hacía.

-¿Sólo bebes café? -pregunté acomodando las almohadas.

-Nop, también bebo té, jugo, bebidas y a veces alcohol -me senté en la cama y tomé una caja para curiosear un poco.

-¿Alcohol? -inquirí y lo observé por el rabillo del ojo adivinando que se sonrojaría antes de comprobarlo dejando a mis labios formar una media sonrisa.

-No es que yo sea alcohólico, claro que no hyung, yo no... -me reí. Sí, Dios mío, acabo de reírme y no he forzado nada...- . Hyung, no se ría -hizo un puchero, totalmente rojo.

-Lo siento, es que... -me reí de nuevo-, eso fue muy tierno -mantuve una sonrisa en el rostro y, ¿tierno? Oh no.

-Hyung... -murmuró avergonzado.

Seguimos acomodando cosas, descubrí que ha Jimin le gusta mucho bailar y hacer actividades involucradas con el arte, como también le gusta la Gastronomía y la Astronomía, que son cosas completamente distintas. Está estudiando Psicología porque no le alcanzó el dinero para seguir pagando Biología marina y dice tener un montón de amigos. Me contó su pena amorosa con un chico que le gustaba cuando recién descubrió su orientación sexual y también cuáles fueron las palabras exactas que dijeron sus padres antes de echarlo a patadas, lo sorprendente fue que en ningún momento lloró y toda la historia la terminó con una dulce sonrisa en el rostro.

La sentencia {VMIN}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora