Capitulo 6 fin de un mito

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Como cualquier mujer, a Candy le hubiese gustado estar vestida elegantemente para tal encuentro. . . No obstante, nada pudo haber estado más lejos de la realidad. La red que usaba para sostener su largo cabello rizado en un acicalado rodete se había perdido en algún lugar durante su caminata por el bosque, tal vez atrapada y rasgada por alguna rama. Así que su cabello había caído con desorden sobre su espalda y pecho y, como estaba mojado, había adquirido un tono dorado oscuro como el del bronce bruñido. En lugar de uno de los finos vestidos que tenía almacenados por pilas en la mansión de los Andley, traía puesto su sencillo uniforme de cambray azulado con una falda recta que le llegaba a los tobillos y un sobretodo de lana negra encima del modesto vestido. "Debo de ser un espectáculo realmente patético", pensó ella de sí misma, pero se hubiese estremecido de haber podido leer la mente de Terri en ese momento. Ante los ojos del joven, Candy resultaba ser la más fascinante visión de belleza que él había tenido frente de sí en toda su vida.

De modo que, sargento – dijo el Capitán Jackson rompiendo el silencio – siendo que usted es un hombre de pocas palabras concederé que está diciendo la verdad al respecto de esta señorita. Por lo tanto debemos encontrar la manera de ayudarla junto con los heridos que dejó tras de sí.

Terri asintió en silencio pero no pudo dar una respuesta audible porque su atención había sido repentinamente atraída por el estado de las ropas de Candy. Estaba totalmente empapada y temblando.

Está titiritando de frío ¡Dios mío! – pensó.

Creo que primero debemos dar a la dama algo de ropa seca, señor – sugirió Terri con preocupación reflejada en su voz al tiempo que tomaba su propio abrigo, el cual descansaba en el respaldo de una silla cercana, para inmediatamente después dirigirse con paso decidido hacia Candy.

Consígale entonces algo de ropa seca y cuando esté lista hablaremos acerca de lo que podemos hacer por los heridos – comentó Jackson, mientras sus ojos se abrían desmesuradamente al observar con asombro la delicada atención desplegada por el hombre que él creía insensible, entretanto que Terri se aproximaba a la joven para poner su abrigo sobre los hombros de ella.

Te mostraré un lugar donde puedes cambiarte ese uniforme húmedo, Candy – dijo él suavemente, inclinando su cabeza hacia ella.

Demasiado ofuscada ante la proximidad de Terri, Candy solamente pudo despedirse del Capitán Jackson con un asentimiento de cabeza mientras Terri colocaba posesivamente un brazo alrededor de los hombros de la joven para conducirla a otra tienda. Afuera y lejos del calentador portátil del Capitán Jackson, Candy sintió la temperatura aun más fría que antes. La nieve caía aún persistentemente y Terri incrementó instintivamente la presión de su abrazo alrededor de los hombros de Candy para protegerla del viento helado, pero no había necesidad de ese recurso. Ambos sentían por dentro un vapor tan cálido que las gélidas ráfagas de la noche no eran rivales para sus joviales latidos; el dolor interno había desaparecido misteriosamente.

Terri condujo a Candy a una gran tienda de campaña. Dentro de ella, diez soldados rasos, quienes habitaban la tienda, se pusieron de pie inmediatamente al entrar la pareja, en parte porque un suboficial había aparecido, pero también a causa de la inesperada presencia de una mujer en el campamento. Los hombres se miraron los unos a los otros con incredulidad sin poder producir una sola palabra.

Terri simplemente saludó con un asentimiento dirigiendo sus pasos hacia una esquina de la tienda para tomar una camisa, un par de calcetines y pantalones de una gran mochila. Dudó por un instante pero una segunda ojeada a los pies de Candy le permitió decidirse adicionando un par de botas negras que estaban reposando en el piso, debajo de una de las camas plegadizas.

Candy Candy [Reencuentro en el Vortice]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora