Cierro los ojos fuertemente pero al instante los vuelvo a abrir, respiro profundo y miro a través de la ventana, hacía ya unos minutos o tal vez, horas en la que habíamos partido rumbo al castillo, había estado distraída todo el tiempo que ni siquiera me había dado de cuenta que ya estábamos llegando.
Apenas llegamos, le dije a Byron, que en la noche iría a visitar a mis padres humanos, ya que había estado pensado en julianne, mi madre humana.
—No, Diane, está noche no vas a ir a ningún lado —musitó Byron.
—¡¿Qué?! Pero y eso ¿Por qué? —pregunté.
—Es que acaso nuestros padres no te habéis explicado que esta noche hay una ceremonia en conmemoración a los vampiros.
Hago un pequeño asentimiento de cabeza .
.—esta noche habrá un eclipse lunar, habrá luna ensangrentada...
—¡¿Ensangrentada?! —digo no dejándolo terminar.
—Sí, luna ensangrentada —murmuró.
Contengo la respiración, no me acordaba que está noche habra un eclipse, una luna roja que a los vampiros les gusta adorar porque solo se ve cada 10 años en algunas partes del mundo, y que consigo arrastra un ritual de los antiguos vampiros; un ritual en dónde quizás por primera vez me harían tomar sangre...
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-—¡Rojo! ¡Un vestido rojo! —vocifero un tanto desesperada.
—Ese fue el vestido que nuestra madre junto con Karyinn, han escogido para ti —dijo Charlotte, mientras observaba algo en su pantalla táctil.
—¿Qué hace una vampira como tú observando una pantalla táctil? —pregunté con gran curiosidad.
A lo que esta se río a carcajadas.
—Dejadme, solo quiero ser una adolescente normal —habló con desconfianza en su voz.
—¿Adolescente normal? ¿En serio Charlotte? —pregunté.
A lo que en respuesta esta se carcajeó más fuerte.
.—Tú no eres, no has sido y no serás una adolescente normal. Mírese bien De Lioncourt eres una vampira —murmuré con fastidió.
Voy a mi habitación, y me doy una ligera ducha de agua tibia, salgo y envuelvo mi cabello en una toalla. Empiezo a vestirme; la ropa interior es roja con adornos de color negro, el vestido es largo, tiene una abertura en una de mis piernas, me queda perfectamente ajustado, que deja notar mis cuervas, tiene un escote en donde deja ver a simple vista parte de mis pechos y tiene algunos destellos, los zapatos son unos tacones de aguja color negro.
Me pongo un poco de maquillaje, un lindo y fino collar y unos aretes largos, me peino y arreglo mis ondas, me miro al espejo y mi trabajo ya está hecho. Me sorprendo al darme cuenta de que no me había echado perfume, voy al peinador y rocio con el aroma a rosas rojas, doy una vuelta feliz y salgo de la habitación.
Bajo por las escaleras y me encuentro con Natalia, Kudie, Sibelida, Christabel, Karyinn, y Charlotte; las miro a cada una por unos momentos.
Nata, lleva un vestido color violeta hasta la mitad de sus muslos, zapatos de tacón azul oscuro, un collar con un "dijen" del color del vestido, y su cabello lo lleva perfectamente peinado.
Kudie, y Christabel, llevan vestidos largos negros, solo que con un diseño distinto; la primera lleva la mitad del cabello recogido y la segunda, lo lleva a un lado, y llevan aretes de oro.
Sibelida, y Charlotte, llevan vestidos de color magenta, el de sibelida, es más abajo de las rodillas y suelto con zapatos de puntilla plateados, cabello recogido y artes pequeños Charlotte, tiene un lindo saco negro, zapatillas oscuras, y collar y aretes de plata.
Karyinn, lleva una falda negra, con blusa de color rojo, zapatos de tacón aguja, y el cabello lo lleva trenzado, tiene algunos brazaletes en su brazo y unas argollas plateadas. El maquillaje de las seis, es labios rojos, sombras de acuerdo a su vestimenta, rímel negro y/o azul y sus mejillas con un toque de rubor.
—Todas sé ven realmente hermosas y bellas —exclamé con emoción en mi voz.
—Gracias —respondieron al unisonó.
—Estás preciosa —dijo Kudie, con una gran sonrisa.
Charlotte, Natalia, Karyinn, y Christabel, sé miraron y sonrieron.
—¡Fabulosa! —gritaron a la vez.
Todas reímos a carcajadas y les agradezco por sus palabras, Sibelida, me abraza y se acerca a mi oído.
—Estás muy linda, siente feliz por lo que eres —susurró.
Asiento y les regalo una sonrisa, todas nos dirigimos hacía el jardín donde sé haría el ritual, el camino estaba adornado con rosas, las sillas se encontraban acomodadas a los lados, habían lazos de color carmesí que adornaban los árboles y arbustos, y antes de que mirara hacía adelante alguien me tapó los ojos...
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¡¡Hola!!
Como lo prometido sé tiene que cumplir, aquí les he traído el nuevo capítulo antes de que acabe el mes con mucho cariño.
Espero que les sea de su agrado, disculpen sí hay errores ortográficos.
Gracias por su apoyo. ¡Los quiero!
Besos: Milu. ❤
