Capítulo 1.

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El lugar era blanco. Implacablemente blanco, como las nubes,pero sin azul, con neblina y para mi vista algo borroso. No podía verme a mi misma, tengo la duda de saber exactamente donde estoy y que hago aquí pero tengo la sospecha de saberlo y la esperanza de que sea así. Siento que ando, pero no se si es así, puesto que no tengo un objeto como punto de referencia para saber si me muevo o no, solo tengo esa sensación de andar. La neblina de disipa un poco, y puedo ver mis manos, son mis manos. Note que vestía un vestido blanco, tan blanco como el lugar. Mientras mas ando esa sensación de sentir los cerca me embarga, puedo sólo sentir sus presencias. Miro a los lados, esperando encontrarlos, quería verlos, hace tiempo que no los veía. Sentí mi corazón andar rápido, no podía pasarme la misma cosa dos veces: despertar. No podía dejar que pasara, tengo la oportunidad de verlos y no pienso desaprovecharlo. Uñas risas alertan. ¡Sus risas! Son ellas. El último día que los vi, estaban muy felices, irónico, para lo que les paso. Empecé a andar más rápido, siguiendo sus risas, tenia un nudo que dolía en la garganta, quería gritar, pero no se me era posible, y no veo más nada que solo la blancura de donde sea que me encontré. Intente gritar, para llamar su atención, y que pudieran saber que estaba cerca... pero simplemente no podía.

-Fue una vida excepcional.-Me pare en seco. ¡Mama!-Cuatro hijos maravillosos... Nuestros...-Presenciaba cierta melancolía amorosa en su voz, tenia la idea de que se dirigía a mi papa.

-Hay cosas que no logramos verlos hacer...-Ese era mi papa. Sonaba triste, y recordar su rostro alegre lleno de felicidad y plenitud me hizo querer llorar como el día cuando me dieron la noticia.

-Los veremos. Pero ellos no a nosotros.-Responde mamá dándole ánimos. Como siempre.-No importa lo que pase, los protegimos como pudimos en vida. Lo haremos mucho más ahora.

-¿Por qué?- dije sin poder creer que allá articulado las palabras. Sentí lágrimas picar mis ojos y mi garganta doler el doble.-¡¿Por qué se fueron!?- grite. Tenia la esperanza de que me escucharán, y pudieran darme la cara. Ver sus rostros y conservar esa imagen hasta mis últimos días de vida.-¡¿Por qué dejarnos solos, cuando más los necesitábamos!?...

-No están solos.-Me giro repentinamente y me paralice al ver su rostros. Su hermoso rostro, su cabello permanece rubio, sus ojos brillan con gran intensidad y tenia tatuada una sonrisa que me calmaba el dolor.-No los dejamos solos, Amira.-Atrás de ella mi papa luce igual que ella, dándome apoyo.-Pero cuando las cosas tienen que pasar.... pasan.-Se acerca  a mi. Una de sus manos subió a mi mejilla, estaba caliente, pero la sentía a la perfección. No quería cerrar los ojos por miedo a que desapareciera, así como apareció.-Así es la vida.-Ríe entre dientes.-No te hubiera echo pasar por eso, si no lo necesitarás.¿Y saben lo que ustedes necesitaban y ni tu padre ni yo pudimos dárselo?- me miró hasta cierto límite dolida.-Fuerza. Unión. Valoración. Experiencia. Resignación. Necesitaban ser hombres y mujeres maduros. Implacables. Inteligentes...

-Mentira. Solo nos debilitó dejándonos desamparados. Nosotros solo necesitábamos de ustedes.-Dije con resentimiento.

-No digas eso...-Murmura mi papa.-En la vida se aprende, Amira. Por las buenas o por las malas.

-¡¿Y que necesitaba aprender que no fuera de manera diferente!?¡¿que!?- mi madre niega apartando su mano.

-Lo que no te mata, te hace más fuerte.-Murmura mi papa. Niego sin entender la verdadera razón por la cual ellos se han ido, ciertamente si,muchas cosas cambiaron, y si, todos hemos cambiado pero ¿eso en que nos beneficia? Tal vez sólo estoy cegada por el resentimiento y el dolor de una pérdida tan importante, pero no es para menos. Quiero, realmente quiero, ver eso que no puedo ver más allá de mis narices. Quiero poder sacar algo bueno de ello para poder vivir más equilibrada mente, y no llena de odio y resentimiento... de dolor.

SocioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora