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*10 años después*
Era una cálida mañana de septiembre, parecía un día perfecto, pero no para mí. Hoy se cumplen los 10 años de aquel trágico accidente. Odiaba recordarlo, a pesar de que había sucedido hace tanto, el dolor no pasaba desapercibido. Esa mañana decidí no ir a la escuela, de todas maneras a mi madre no le importaría ya que, estaba inmóvil en el sofá desde el velorio. Ella estaba en su mundo, no me hablaba, ni siquiera me miraba. Lo único que hacía era observar el vacío frente a ella.
Cómo había dicho, tomé la decisión de no asistir a clases, tenía planeado visitar a mi padre y a mi hermano menor Joan en el cementerio; de camino al hospital. Decidí llevarle rosas la cuales eran sus favoritas.
Parada frente a la lápida de Joan. Con sólo 3 años no pudo vivir como mis padres hubieran querido. Lo extraño. Su sonrisa, sus ojos color miel y sus abrazos. Momento después posé mis ojos en mi papá. Más bien en su lápida. También lo recordaba y lo echaba de menos. Comenzó a recordar ocasiones en familia: cuando me hacía caballito en sus hombros o cuando estaba triste siempre me consolaba haciéndome caras. Sentía una lágrima que, por debajo de mis ojos, acariciaba mi mejilla. Decidí que era hora de despertar: me quité las gotas que se seguían deslizándose, suspiré y, luego de despedirme, me dirigí al hospital, a continuar con el mismo sufrimiento que atacaba mi cerebro lleno de recuerdos.
En el hospital "Denver Health" me senté en la recepción esperando a que me llamaran.
- S. Thompson. -Llamó la chica así que, me levanté y comencé a avanzar despacio y, con la cabeza aún abajo, la enfermera no se molestó en hablar.-Sala I, Pasillo 3.- asentí y me fui pensando en cómo se encontraría mi hermano.
El pasillo 3 era frío, oscuro y angosto. En éste estaban las Salas G, H e I. Al entrar se me cerró el pecho y las lágrimas empezaron a brotar de la nada. Ahí estaba mi hermano mayor. En coma. Durmiendo en un sueño del que tal vez no vuelva a despertarse. Mi relación con él era especial. Siempre me cuido como si fuera su propia hija. - Hola Cameron,- Le dije mientras miraba su pecho subiendo y bajando lentamente.- Soy yo, Skylynn. Te ves bien desde el último viernes. Hoy hice una excepción porque ¿Sabes que día es? Es el día del accidente. - Sentí que las lágrimas con más intensidad. -Cameron, los necesito: a ti, a papá y a...- Mi voz se cortaba-...Joan. - Me costaba hablar, no podía. Pero él tenía que saberlo.- Los extraño. Son lo único que me queda, ya que mamá no le importo. Me odia, lo sé. No sabes lo difícil que es estar sin ti, o sin ninguno de ustedes. Quiero que estés en casa. Todavía te queda mucho por qué vivir.- Y eso fue todo. Tenía mil cosas para decirle pero no quería aislarlo de su paz así que, me despedí.
Camino a casa, sólo pensaba en Cameron. Siempre había cuidado de mí al menos desde que lo recuerdo. El día del accidente tenía 10 años, entiendo lo difícil que había sido para él. Recuerdo el momento cuando mis hermanos me tranquilizaban, diciéndome que no pasaría nada. Con millones de momentos en mi cabeza, no me había dado cuenta de que ya había llegado a casa.
Era chica pero era lo que tenía. Ni bien entro me fijo si mamá sigue en el mismo lugar de siempre, y sí, ahí estaba. Mirando continuamente el vacío, a veces daba la impresión de no estar parpadeando pero, después de unos segundos lo hacía. Me preparé una hamburguesa con puré de papas y también hice de más para mamá.
- Hay hamburguesa con puré en la heladera, si tienes hambre.- le dije mientras me iba a mi habitación.
A la día siguiente, fui a la escuela sin ganas. Tenía los hombros abajo, estaba deprimida como todos los días. Hoy era viernes, está vez no fui a visitar a Cameron porque ya había ido ayer. Eso me destruyó, me hubiera gustado estar ahí con él, en vez de tener que aprender. En la escuela no te enseñan que tan duro puede ser la vida, que tanto te puede pegar o sorprender. O que tan rápido podes perder a tu familia.
Estaba caminando por el pasillo, para llegar a clase antes de que sea tarde, cuando una voz muy familiar sonó detrás de mí.
-¡Thompson!- Sentí que el miedo me corría por las venas, haciendo que mi cuerpo se tensara. Me di vuelta intentando no dar muestras de miedo, pero no pude, ya que frente a mí estaba la directora Brooks.
