Capítulo 1 " ̶ ¿Qué está pasando?"

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— ¡AMBER! —Mi madre gritaba desde el piso de abajo. Usar vestido era muy poco común en mí, me llegaba un poco debajo de las rodillas y era totalmente negro, acomode mi cabello y me miré una vez más al espejo.

Era extraño, pocas veces salíamos en familia y mucho menos íbamos a un restaurante, lo poco que hacíamos era ir al cine o visitar a la tía Irene. Di un brinco al escuchar un fuerte golpe en mi habitación, me giré para ver de dónde provenía tal acto.

— ¡Te vez hermosa!—Visualice a Frank con una traje de gala negro, una corbata muy bien acomodada se deslizaba por su pecho y su cabello perfectamente peinado hacia arriba. Su hermosa sonrisa que mostraba sus dientes blancos, como si fuera sacado de una revista.

— Gracias. —Sentí mis mejillas sonrojarse, me tendió su brazo y lo tome con el mío para bajar por las escaleras.

Gina, mi mamá tenía un vestido largo color vino, su cabello se veía hermoso, y llevaba puesto un ligero maquillaje. Adam, mi padre, llevaba un traje como el de Frank, su cabello estaba muy bien peinado, como siempre, y un aroma muy agradable desprendía de él.

Llegamos al restaurante, la mayoría de las mesas estaban ocupadas y se podía ver como los meseros andaban de un lado a otro dejando la cena en cada mesa correspondiente.

— Buenas noches. Bienvenidos. ¿Me permite su reserva? —Una rubia con un traje azul marino estaba enfrente de nosotros, sus ojos eran verdes y llevaba un lindo labial rojizo, mi padre le tendió un papel y ella sonrió. — Por aquí.

Caminamos detrás de ella, seguía tomada del brazo de Frank y mi padre hizo un tierno gesto tomando a mi madre por la cintura, nos llevó a otro salón, había poca gente a pesar de que casi estaba lleno, nos indicó nuestra mesa y dejo unas cartillas que eran los menús.

Mi padre corrió una silla para que mi madre se sentara, Frank hizo lo mismo conmigo y después se sentaron a nuestro lado.

(...)

Estábamos tomando una copa de vino, ya habíamos cenado y empecé a sentirme nerviosa, mire a mi padre y estaba segura que le incomodaba mi mirada, mire a mi madre y estaba peor de incomoda, no había notado desde hace cuento tiempo el ambiente se sentía tenso, Frank tenía las manos apretadas por encima de la mesa.

— ¿Qué está pasando? — Solté sin pensarlo.

— Cielo... —Mi madre miro a Frank y me giré para observarlo, él le devolvía la mirada un poco angustiado y apenas sentí que asintió.

—Amber... —Tragó saliva. —Nos vamos a mudar.

¿QUÉ?

Sentí la mano de Frank en mi espalda, como si algo malo me hubiera pasado y él solo intentara tranquilizarme, mis padres me estaban viendo intentando captar cada movimiento que hacía.

— Eso... eso es genial. —Logré decir y sonreí enseñando mis dientes. Mis padres tenían la boca abierta y Frank tenía el ceño fruncido.

¿DIOS ACASO TENIA ALGO EN EL DIENTE?

— Creímos que...—Frank estaba pensando las palabras correctas. —Creímos que no te parecería buena idea.

— ¡Dios me parece genial! —Salté de mi lugar y les di un beso en la mejilla a todos, que seguían con cara de haber recibido la peor noticia.

Cuando salimos del lugar, nos fuimos directamente a casa, eran alrededor de las doce de la noche, durante el camino nadie dijo nada, el único sonido que escuchábamos eran los ronquidos de Frank. Bajamos del auto y cada quien se fue a su respectiva habitación.

Recordé que cuando estábamos por salir del restaurante mi madre me dijo que mañana vendría el camión de mudanza, me pidió que me levantara temprano para empacar mis cosas. Entré al baño y cepillé mis dientes al igual que mi cabello, me puse mi pijama azul y me recosté, mañana sería un día agotador.

DerekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora