Cuaderno 1.
25 de diciembre 2002.
Es increíble como las cosas pueden cambiar tanto en tan poco tiempo.En esta misma fecha, a esta misma hora, pero dos años atrás, la gran cama de mi habitación -esa que guardaba tantos recuerdos y secretos- cobijaba a dos jovencitas que entre risas y susurros planeaban bajar a abrir los regalos antes que sus padres se despertaran. Un año después, la cama que me acobijó estaba fría, solitaria y sólo guardaba recuerdos de noches tristes y lágrimas de dolor. Aquella mañana lloré hasta que mi corazón se entumeció, hasta que ya no me quedaron lágrimas, hasta que mi alma se evaporó.
Hoy estoy sentada en el borde de la pequeña cama -con simples sábanas blancas- de una cabaña rentada, donde la nieve se ve más blanca y la tranquilidad se siente en cada rincón, pero que sostiene a mi más preciado regalo de Navidad. Él aun duerme, anoche nos quedamos hasta muy tarde hablando, riendo, recordando, haciendo nuevos buenos recuerdos, amándonos...
Los extraño, me encantaría que pudieran conocer a este hermoso hombre, lo amarían tanto como yo.No están físicamente a mi lado pero eso no significa que no estén aquí conmigo, por eso mi regalo, para ustedes, esta Navidad es este sincero "soy feliz", y esta gran y llena sonrisa, que me llega hasta el alma y hace que brillen mis ojos.
¡Feliz Navidad! Estén donde estén... Gracias.
Cee.