5. La llamada

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Hoy me puse a leer uno de los libros que saqué de la estantería de mi abuela el otro día. Era sobre teorías de como se creó el universo, un libro bastante grande y pesado. Me encanta leer cosas que tengan que ver con el espacio y las estrellas, me hacen sentir muy bien, es una sensación genial. Aunque, apenas pude leer unas veinte páginas hasta que mi teléfono comenzó a sonar. Era una llamada entrante de Chloe, la chica nueva que conocí el otro día.

—¡Hola, Vicente! ¿Cómo estás?

—Hola Chloe. Estoy bien, ¿y tú? me alegra oír tu voz—Respondí—.

—¡Muy bien, gracias! Te llamaba para preguntarte si es que quieres salir hoy día por ahí, no lo sé, a caminar.

—Me parece una estupenda idea, Chloe, justo estaba buscando algo que hacer hoy.

—¡Genial! Te veo a las... cuatro?

—A las cuatro será.

Pues, vaya. ¿Recuerdan que no conté lo que sucedió ayer en clases, antes de ir a pescar con papá? Chloe es una chica muy, muy simpática. Ayer pasamos toda la clase de francés conversando sobre nuestras vidas y las cosas que nos gustan, y puedo decir con certeza que valió la pena cambiar francés por unas horas de hablar con ella. Bueno, apenas la conozco hace unos pocos días, pero, siento que encontré a alguien bastante especial por aquí.

Intenté seguir leyendo, pero un inesperado ruido me hizo saltar del susto, supe que era mi papá, y le seguí el juego.

—Toc, toc—

—¿Quién es?

—El gato montés.

—¿Qué necesitas, gato montés?

—Que bajes a comer.

—Voy.

Cerré el libro y puse en la página veintiuno un marca-páginas que hice cuando era más pequeño, y aún conservo. Bajé lentamente a sentarme a la mesa junto a la familia.

—Vaya cara traes—Dijo mi hermana, soltando una pequeña risa.

—Dicen que nos parecemos—Le respondí.

Durante el último día hablé bastante poco con mi madre, solo respuestas concisas a sus preguntas importantes. En la mesa noté que mis padres no estaban sentados uno al lado del otro, sino que se cambiaron de puestos y estaban alejados. Ahora que lo pienso, valoro bastante que a mi padre haya perdido a su mamá y esté en un mal momento con su esposa, y aún así siga con sus chistes para subir el ánimo.

Cuando el reloj dio las 15:35, papá me llevó hasta el centro de la ciudad en la camioneta que arrendó. Recorrimos los 15 minutos habituales del camino y llegamos. Me bajé y fui camino a la plaza, en donde quedamos de acuerdo para juntarnos con Chloe después de un par de mensajes cuando terminé de almorzar.

—Cuídate, campeón—Dijo mi padre, mientras me bajaba del auto.

—Tu igual, papá, nos vemos.

Y allí estaba, esperándome, sentada en una banca observando como me acercaba. No pude evitar que se me salga una gran sonrisa al mirarnos, de esas en las que no puedes cerrar la boca aunque lo intentes. ¡Estaba tan bonita!

—¡Hola, Vicente!— Me dijo Chloe mientras no sacaba la vista de sus ojos y me sentaba a su lado—ojos muy verdes, por cierto— Te ves muy bonito con camisa—Añadió,—

—Holaa, ¡gracias!—Le respondí, mientras sentía como mis mejillas se tornaban rojas y aquello me hacia sentir más vergüenza aún—Tu también te ves muy guapa hoy... bueno, como todos los días.

Desde el infinitoWhere stories live. Discover now