Ojalá, niño.

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Que yo te doy el cielo y el infierno también.
Pero cuando te doy el cielo que, ¿eh?
¿Acaso alguien te hizo sentir tan bien?
Tú eres arena de playa aburrida y yo el torbellino que le da vida.
Eh, niño...
Que yo te amé.
A las estrellas y al paraíso te llevé.
Pero eso no volverá a suceder.
Que incluso los monstruos que viven en mi y dan tanto miedo, me dijeron que tú no eras de fiar.
Que prometes y prometes, pero luego te vas.
Y te fuiste.
¿Y ahora quién te llevará al cielo niño?
¿Ahora quién aportará locura a la arena aburrida?
Ojalá que te vaya muy mal.
Y que ella no te dé lo que yo te supe dar.

Lo que en silencio guardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora