Capítulo 4.

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Pasaron algunas semanas mas, un día me encontraba un poco lejos de mi casa, había encontrado un lugar solitario, donde pasaba algunas horas, cuando me sentía triste o simplemente para leer un buen libro, hace tiempo deje de leer novelas románticas, después de una ruptura, de madurar y darte cuenta de que los cuentos de hadas son una fantasía que los autores te cuentan para tener esperanzas, no quería retomar esas lecturas, aun que creo que todos somos cursis, las primeras semanas del rompimiento, debo decir que lo extrañaba a muerte, tal vez resultaba patética, el quererle hablar, abrazarlo, incluso dispuesta a marcarle para escuchar su voz, ¿Pero por que nos apegamos tanto a una persona?, creo que el hecho de que nos hace sentir bien, estable, a gusto, tal vez de cierta forma se convierte en una droga, y como no volverte adicta a alguien que te escribe mensajes cursis, te espera cuando sales del colegio, te regala rosas, y poco a poco te enamora, para que después de un tiempo, termina habiendo peleas, disgustos, lo que antes le gustaba ahora le parece irritante, ya no te dedica tanto tiempo,ahora otras cosas son mas importantes y así es como poco a poco se alejan, hasta que un día deciden que lo mejor es terminar, y después cuando asimilas lo que paso, solo tu cerebro se empeña en recordar lo bueno que vivieron, te cuestionas si hubieras sido mejor, tal vez aun seguirían juntos, pero lo peor es que ahora no volverás a tener esa amistad, por que después de todo es así como comenzó, siendo amigos, confiando en el y contando incluso lo que te da mas miedo, tus esperanzas y los fracasos que has cometido, de lo que te arrepientes.

Y es así es cuando te enamoraste de el, por que sabes que es diferente y lo mas importante te entiende.
Después te consuelas viendo películas románticas, al menos el personaje principal es feliz y encuentra a su verdadero amor, mientras tu no paras de comer helado, deprimiendote, mientras tus amigas te dan los puntos positivos de ya no estar con el, recordándote cuantas veces te hizo llorar. Pero en fin, nadie nos previene de que viene después de que se acaba el amor, las madres jamas lo menciona, así que cuando lo experimentas no es fácil encontrar una salida, pero poco a poco y cuando menos lo esperas, pasan los días y vez como va sanando el corazón y lo vas olvidando pesando que a veces así pasa, que a esta edad todo viene con fecha de vencimiento.

El lugar me relajaba, pero al llegar observe a una persona sentada, no quería molestar o invadir su espacio, así que decidí dar la vuelta, el se dio cuenta.

-Puedes sentarte si quieres.-

Desconfiada acepte.

-¡Es muy tranquilo no!-, asentí con la cabeza.
-Así que no hablas mucho.- me quede sin palabras, que se supone que debía responder, no, si. Esperaba que dijera algo mas, para que no me sintiera mas incomoda de lo que ya estaba.
Paso algunos minutos, -Creí que no te volvería ver, me cuestione el por que no te pregunte tu numero, o en donde vivías, muchas veces me plantee la idea de bajarme donde habías hecho la parada, pero no sabría que hacer, o en que casa tocar, así que deje que el destino hiciera su magia y volver a verte, ahora te preguntare tu numero, y te acompañare a tu casa, si tu quieres.-
Me sonroje un poco, -Eso me gustaría...-

Poco a poco entramos en confianza, el me contaba anécdotas graciosas, verlo sonreír era lindo, sabia tanto de todo, era demasiado culto, maduro, sensato, interesante y misterioso a la vez, era de esas personas que jamas pararas de conocerlas, con las que puedes mantener cual quier conversación y siempre tendrás de que hablar, que te intrigara su vida, y te hace ver lo poco que has vivido.

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