Parte 2 - Rayos y tormentas

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Capítulo 2 – Rayos y tormentas

Tokio era sumamente grande y ella se encontraba perdida. No sabía a dónde ir, no entendía muy bien las letras japonesas que venían en el papel que le habían entregado al llegar al aeropuerto. Al mirar un restaurant de comida tradicional se alegró, tenía mucha hambre.

Entró en el restaurant y el calor del lugar la abrazó. Sintió como por fin podría relajarse aunque sea unos segundos.

―Hola, ―dijo una joven de cabello castaño y amable sonrisa. ―¿En qué te puedo servir?

―Buenas noches ―observó con detenimiento el letrero detrás de la chica. ―Estaría bien uno de esos caldos.

―Enseguida.

A los pocos minutos llegó de nuevo la muchacha con un plato de sopa que desprendía un poco de vapor; afuera se escuchó un trueno y tanto la mesera como la chica dieron un respingo. Se vieron y rieron.

―No me gustan mucho las tormentas. ―Comentó la mesara.

―Ni a mí ―concordó la muchacha mientras probaba algo de su comida. ―Está riquísimo.

―Me alegra que te guste ―la miró y luego sus maletas. ―Soy Juri Katou, ¿tú eres?

―Fanny Lee. Mucho gusto.

Juri se sentó en la silla del frente y lanzó su pregunta.

―¿Estás perdida, o algo? No es muy común ver a gente con sus maletas por estos rumbos, al menos no a estas horas de la noche.

Fanny se sonrojó. Su piel blanca se tornó ligeramente roja por la vergüenza de encontrarse descubierta, ella estaba muy perdida. Su cabello negro como la noche cubrió ligeramente su rostro y sus ojos color chocolate se llenaron de algunas lágrimas.

Una pequeña lágrima resbaló por su mejilla.

―Estoy perdida. Perdida en un país desconocido.

―Emmm... ―Juri no sabía que decir ni mucho menos como consolar a la chica y estaba segura que muy posiblemente Fanny no había encontrado un lugar para dormir. ―Mis padres tienen unos departamentos de renta, están en esta misma cuadra y son económicos, ―sonrió y la pelinegra la miró con esperanza renovada ―puedes quedarte en uno por un tiempo, si quieres.

―Eres maravillosa. Muchas gracias. ―Ambas se sonrieron.


Resultó que los departamentos de los que Juri hablaba eran los que le recomendaron al llegar a Japón, eran pequeños (tan solo para una persona o dos) pero estaban bien equipados. Tenían una cocina pequeña, una salita, un baño y un cuarto con dos camas individuales. Fanny al estar viviendo sola decidió quitar una de las camas para tener más espacio. Con el paso de las semanas se hizo amiga de Juri y las dos iban a cualquier lugar juntas. Si ocupaban comestibles o artículos para el restaurant o si simplemente deseaban pasear.

Juri además de trabajar en el restaurant trabajaba para una tienda de juguetes haciendo peluches y títeres; por otro lado, Fanny, había sido contratada en una academia de música, razón por la que se había mudado de Estados Unidos de América a Japón en primer lugar, y ayudaba de vez en cuando a Juri en el restaurant.

―A veces me pregunto si Takato en verdad piensa ser más serio con nosotros.

―¿Perdón? ―Preguntó la pelinegra a Juri, no sabía quién era Takato y tampoco a que se refería con el ser "más serio".

Juri miró a Fanny y le mostró una foto. Era una foto que se había tomado con Takato el 14 de febrero pasado, casi un año atrás.

―Takato es mi novio, somos novios desde hace casi diez o doce años. Tal vez exagero, pero... me gustaría formalizar más nuestra relación. ―Fanny la miró sin comprender, Juri suspiró ―me gustaría casarme con él. Ser una familia, pero a veces me pregunto si en verdad él quiere que estemos juntos o solo... no sé qué pensar. Tampoco es algo que haya hablado con él pero... si entonces hablo... y si no quiere... y entonces... yo no podría... pero estoy segura que... si, con el paso del tiempo... pero si tan solo... a lo mejor... no, estoy exagerando... pero, ¿y si, sí?... ¡oh, no!... no puede ser... es peor de lo que imaginé... de seguro es por eso... no, no es eso... estoy exagerando... si eso hago... pero...

―Detente, ―la voz de Fanny, dulce y algo preocupada la detuvo. Juri había hablado demasiado rápido. ―Si en verdad te ama, está esperando el momento indicado para dar el siguiente paso ¿no crees? Es así como funcionan las cosas, a veces, simplemente te esperas al momento ideal para actuar y entonces lo haces. Como cuando haces música, no puedes hacer que todos los instrumentos suenen a la vez, uno a uno, uno por uno... No te preocupes, si llevan tanto tiempo juntos, de seguro es algo bello y real.

Por eso Juri confiaba en Fanny, porque la escuchaba y la tranquilizaba. Quién diría que apenas llebaban unas semanas de ser amigas.


En una granja de Colorado, Estados Unidos de América.

La fría brisa de enero golpeaba su cara. Wallace, Willis por sus seres más cercanos, era un hombre con suerte o al menos eso le decía su hermana cada vez que el rubio le atinaba al número ganador de alguna lotería local.

Miró el cielo, se acercaba el atardecer y decidió que era hora de regresar a su casa. Se encaminó a su casa roja que contrastaba con el pasto alto y amarillento de los alrededores de su granja. También observó el tractor color verde y el granero del mismo color de la casa. Sacó su celular pues pensó que esa podría ser una buena foto y la usaría en el fondo de pantalla de su computador.

Se detuvo y empezó a capturar fotos cuando en la pantalla de su móvil empezó a aparecer una especie de interferencia. Extrañado miró más detenidamente el celular pero un grito ensordecedor lo hizo agacharse. Ese no era un grito humano, era el grito de una bestia.

Miró a todos lados en busca de la fuente del sonido. Un relámpago atravesó el cielo limpio de nubes. Entonces lo vio: un ave gigante cuyo cuerpo parecía una gran esfera morada era quien mandaba aquellos gritos y relámpagos, la reconoció de inmediato, era Sinduramon, un Digimon Tipo Ave Sagrada.

Corrió más a prisa a su casa esquivando los rayos que Sinduramon lanzaba. Al llegar al cerco de su casa brincó y vio a su hermana que corría desde el granero con su hijo. El sobrino de Willis, el pequeño Tom, lloraba asustado ante aquel alboroto. Sin pensarlo fue hasta ellos y los ayudó a entrar a la casa, el ave seguía mandando rayos al azar y uno alcanzó a Willis.

El rubio al caer al suelo sintió como todo se hacía más lento. Una gran sombra pasó por encima de él y apenas y distinguió aquella figura, la sombra se acercó a Sinduramon y como si la hubiera atacado el ave empezó a hacerse datos. Datos que entraron en la figura negra.

Wallace no supo cuánto tiempo estuvo ahí, y tampoco si lo que había visto había sido en realidad un Digimon, solo fue consciente de que llegaba una ambulancia y perdí el conocimiento.

Unos días después despertaría en un hospital, confundido y a la vez feliz de ver asu hermana y sobrino.    


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Nota final: Aclaraciones, 1)  Estos capitulos no tienen una cronología específica. La fechas son del mes de enero, excepto en el capítulo de Gennai y Lopmon, ese es mucho antes de enero. 2) Nuestro querido Willis es el primero de los digielegidos que se enfrenta a un digimon, en este caso a Sinduramon; conforme pasen los capítulos estarán apareciendo mas de nuestros chicos. 

Nos leemos en la próxima ;)

¡Digimon, la lucha continúa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora