Capítulo 10

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Tres meses han pasado desde aquel arrebato que tuve donde renuncie al New Age, por supuesto no fui yo quien volvió a pedir reintegro, Elsa se las arreglo para obligar a Kristoff a pedirme disculpas e incluso a ofrecerme un aumento.

Nunca le pedí aquello, es más ahora que lo pienso mejor, si hubiese sabido de eso en su momento ni regreso.
Jamás he pedido ayuda, siempre me he caracterizado por resolver las cosas a mi manera, y las veces que no he podido, se lo dejo a la vida o destino, como quieran llamarle.

Mis recuerdos me llevan a esa mañana después de rendirme ante su súplica,cuando desperté, ella se había marchado, la maleta ya no estaba en su lugar, y toda la ropa la acomodo mientras dormía en el placard.
El timbre sonó insistentemente mientras me duchaba, al salir bajé y abrí la puerta, me quedé asombrada, era Kristoff con un ramo de flores y una sonrisa dibujada, hasta me parece que aquello fue un sueño.

¿Estás fotos son fantásticas Anna?
Me acomodo en mi silla y veo a Belle entrar como un zombie sólo fijándose en aquellas fotos que saque la semana anterior en las afueras de la ciudad e interrumpiendo mi monólogo mental.

Son sólo fotos Belle

¡No! Son más que eso- se apoya en el escritorio y las pasa una a una- Es arte plasmado en un trozo de papel, son hermosas

Deja de verlas y posa su mirada en mí.
¿Qué?

¡Nada! 
La veo sonrojarse y no sé porque algo dentro de mi se remueve, el ambiente queda en un silencio que de pronto se hace espeso, carraspeo y pienso en algo para eliminar esa repentina tensión cuando de pronto Flynn hace sus típicas apariciones.

Wala babys... ha llegado su apuesto compañero

Lo de apuesto está sobrando- Belle le replica aún dándole la espalda y con las fotos aún en mano se marcha a su escritorio.

¡Lo sabes nena! Si te mueres por salir conmigo

Y ahí van una vez más aquellos dos, se han declarado la guerra y cada día son más las idas y vueltas de ambos, tanto se han incrementado sus diferencias que a veces tengo ganas de pedir traslado a otro espacio. De pronto no escucho más sus voces sino el leve sonido de hojas cayendo sobre la madera de mi escritorio.

Annita... alzó la vista y veo a Flynn con una radiante sonrisa- ¿Adivina quién irá a Milán por la semana de la moda?
Me saco los lentes y presto atención,  estoy segura que él removió cielo y tierra para que el periódico lo envíe a cubrir ese reportaje, si bien no es uno de lo más destacados columnistas de moda, está entre lo más valorado de la ciudad, gracias a sus experiencias de vida.
Supongo que tú-  respondo secamente.
¡Aja! Y tú mi querida Anna

¿Qué?
Pensé en decir lo mismo, pero Belle se me adelanta.
¿De que hablas Flynn?
Ambos... tú y yo... vamos a Milán-  salta de un lado a otro y comienza a festejar a su extraño modo, en vez de sentirme feliz por este viaje que de algún modo es un logro más dentro del grupo,  enseguida pienso en ella, Belle nota mi contradicción y de pronto se acerca a él,  ambos vuelve a enfrascarse en otra interminable discusión.

He pasado el día pensando en lo de Milán,  el hecho de alejarme de Elsa, me hace sentirme vacía y angustiada. Si bien estos meses han sido complicados, ella se las ha arreglado para visitarme por las noches en la privacidad de mi habitación; hay días en los que me duermo en sus brazos y me despierto en la soledad de mi cama, sólo acompañada por el tenue olor de su perfume.
Y otros tantos donde sólo me tengo que conformar con una llamada,  una excusa, o una simple disculpa. A veces me quedaba mirando el blanco techo, anhelando su entrada en cualquier momento, pero eso con el pasar de los días se fue convirtiendo en un sueño.

Nieve y FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora