Nieve en Mt. Silver

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Comenzaré diciendo que mi hermano y yo crecimos con Pokémon. Cada vez que una nueva generación salía al mercado, uno de nosotros conseguía una versión, el otro conseguía la segunda y, dado que a nuestra madre le gustaba mimarnos, ambos recibíamos la tercera. Recuerdo que jugábamos Pokémon todo el día, todos los días. Era lo único que podíamos hacer, dado que donde vivíamos no habían muchos niños, y los granjeros no nos querían correteando en sus campos.

Esto va a sonar al principio como una historia agridulce sobre dos hermanos que crecieron juntos con un par de juegos, y que eventualmente tomaron caminos diferentes... Creéme, es algo más que eso.

Los años pasaban y continuábamos nuestra colección. Las Gameboys envejecían; las reemplazábamos. Los juegos al fin no daban para más, conseguíamos nuevas copias. Pero empezamos a tomar dos caminos completamente distintos justo antes de que Rubí, Safiro y Esmeralda salieran. Verán, en ese tiempo mi hermano se consiguió un GameShark. Habíamos escuchado sobre todos los hacks y trampas que se podían hacer con el, y para nosotros era genial (a pesar de que estábamos un poco atrasados con la moda).

Nuestro primer conejillo de indias fue el antiguo Pokémon Azul de mi hermano. Jugamos un rato metiendo distintos códigos, nada mayor. Más temprano que tarde el juego murió, se glitcheó por completo y se volvió injugable. Obviamente nos frustramos; mi hermano lamentó la pérdida de horas de trabajo y yo me mostré comprensiva. "No pasa nada, podemos reemplazarlo, creo. El maldito GameShark fue una pérdida de dinero", le dije.

Pero aquí fue cuando nos distanciamos. Después de ver el montón de basura en el que se había convertido la versión Azul, me volví opuesta a la idea de hackear o hacer trampa en alguno de mis juegos, o al menos no con ese GameShark (¿qué puedo decir? Soy una chica. Tengo sentimientos por esas pequeñas criaturas pixeleadas). Pero mi hermano... Él se lo tomó como una especie de desafío personal. Creo que, después de eso, no jugó a nada que no estuviera hackeado de alguna forma. A pesar del cariño que le había tomado a esa cosa, se perdió cuando cambiamos de cuarto. Se añadió una nueva habitación a la casa y desapareció en medio de toda la mierda que metimos dentro del nuevo closet.

Finalmente llegó la tercera generación (Rubí/Safiro/Esmeralda). Después de jugarlos por completo, estuvimos de acuerdo en que no eran tan buenos como la generación anterior. Intentamos darle una segunda oportunidad jugándolos otra vez, pero nos dejó con una gran nostalgia por las versiones anteriores. Nos tomó probablemente un mes escarbar entre las cajas que nos había dado flojera abrir antes, pero al fin encontramos lo que estabamos buscando. Mi antigua Gameboy Color morada (que aún funcionaba), la roja de mi hermano (que ya no podía mantener las baterías en su lugar) y los juegos que buscábamos (Pokémon Rojo, Amarillo, Oro, Plata y Cristal).

Como nuestras GBAs junto con el cable link (que había envuelto para que no se arruinará) seguían bien, no necesitábamos nuestras consolas más antiguas. Se sentía tan bien tener de nuevo en mis manos mi viejo Pokémon Amarillo.

Nos pusimos a revisar nuestras antiguas partidas, tomando todos los recuerdos, y nos dimos cuenta que la primera generación era demasiada nostálgica ccomo para borrarla. Reinicié Oro, y el volvió a empezar Plata. De inmediato el tomó el Gameshark y lo insertó en su Gameboy. Recuerdo que meneé la cabeza mientras le decía:

"Esa cosa va a asesinar tu juego, sabes."

A él nunca le gustó que lo molestara con eso. Me quedé callada, pero al parecer fue suficiente como para que no quisiera jugar conmigo. Supongo que fue "la gota que rebalsó el vaso" o algo así; debería aprender a guardarme lo que pienso...

Fue un par de días después que sucedió. Estaba en la entrada, jugando y a punto de retar a la Elite 4 cuando me di cuenta que necesitaba un poco de ayuda. Mi equipo no estaba muy balanceado gracias a que lo jugué a la rápida, y no era una entrenadora muy buena como para arreglarlo. Sabía que mi hermano iba un poco más adelante que yo la última vez que intercambiamos, así que esperaba que me pudiera prestar un Pokémon o dos sólo para esto.

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