Zakryt caminó. Caminó hasta llegar a lugares que no conocía. Lugares llenos de gente. En realidad si que había estado en ese lugar, en la ciudad, hace 15 años.
Sin darse cuenta, acabó en los barrios bajos. Menudo retrasado... Ya le habían robado otras veces, de modo que no le importaba.
-Oh dios... No puedo creerme que esté haciendo esto... -masculló un ser en las sombras.
De repente, un ser que habitaba en esa zona salió de un salto del callejón en el cual estaba agazapado, gritando con unan pistola en la mano, apuntando a Zakryt:
-¡D-dame todo lo que lleves encima! -chilló- ¡V-voy a disparar!
La cabeza de ese ser voló en pedazos repentinamente.
Zakryt ni se inmutó.
El cuerpo descabezado del ser calló al suelo; detrás del cadáver estaba la causante de su muerte: Una niña. Ahí estaba, una niña de no más de 10 años. Una niña que le había volado la cabeza a un ser peligroso sin mover un dedo. Una niña que solo estaba ahí, de pié, con una sonrisa risueña y una expresión de felicidad que se veía realzada por sus claros ojos grises.
-¿Qué eres, pequeña? -dijo Zakryt.
¡Vaya! ¡Por fin habla el tonto este!
-¿Qué soy? -dijo, con una dulcísima voz- El referirte a mi como "qué" en vez de "quién" es bastante irrespetuoso, ¿no crees?
-¿Quién eres?
-Me llamo Eva.
-Dije quien eres, no como te llamas.
-Tan solo una niñita, nada más.
-Ya... -dijo Zakryt mientras se daba la vuelta, volviendo sobre sus pasos para alejarse de ella. Esto solo le sirvió para descubrir a Eva enfrente suyo, fijándose en Tíndalo.
Lo miraba ensimismada, Tíndalo estaba visiblemente nervioso.
Wow, puede verlo. Esto va para bien... O iría, si Zakryt no fuese gilipollas.
Zakryt, ignorándola, siguió andando sin cambiar de dirección. Tíndalo lo miraba, esta vez con 13 ojos, como pidiendo ayuda. Lo ignoró y se alejó caminando.
Sin embargo, lo que Zakryt no sabía era que esa era la última vez que veía a "ese" Tíndalo.
-¿Qué soy? Ju... Yo soy la mente, yo soy la locura, yo soy él. -susurró Eva, mientras miraba lo poco que quedaba de Tíndalo.