Ego Asesino

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Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, la historia es mía.

Un minuto de silencio por todo el tiempo que tardé en actualizar. Gracias por la espera.

A leer.

Capítulo 5: Ego Asesino.

–Hola –me saluda la chica rubia, entrecerrando sus ojos detrás de sus lentes.

–Hola –digo y me acomodo en el asiento.

No voy a poder manejar esto. Estoy compartiendo el espacio con la novia del chico que creo que me gusta. Situaciones como esta, nunca salen bien.

–¿Listas? –pregunta Edward con las manos en el volante.

Asomo por la ventana. Ahí, Mike me asesina con la mirada y, antes de que se monte a su propio auto, lo veo gesticular algo así como: «perra».

Me coloco el pelo sobre el hombro y junto mis manos en mi regazo.

–No era necesario que vinieras por mí. Me siento bastante bien en realidad –digo.

–Oh, Bella –se ríe Rosalie (sin conocerla ya la odio)–. Esme no lo hubiera dejado vivir. Además le caíste bien; no cualquier persona le agrada a Esme.

Esme, Esme, Esme. Blah, blah, blah. Cierra la boca maldita descolorida.

–¿Ah, sí? Pues gracias, Edward. Pero cuando llegues a tu casa dile por favor que ya estoy bien.

–Ya lo hice, pero insistió. Esme tiene una obsesión por los traumas en la cabeza, dice que recibir un golpe en el cráneo es de lo más peligroso que hay.

No puedo evitar sentirme emocionada ante el hecho de que hoy Edward está hablándome mucho más que ayer. ¿Por qué? ¿Será que se siente seguro con Rosalie aquí?

–Es mejor que no insistamos, también sé lo exagerada que puede llegar a ser tu mamá. Es obvio que Isabella está bien.

Ugh. No te metas.

–No me malinterpretes –accidentalmente (tal vez no), pongo mi mano sobre la suya por un segundo, pero él ni se inmuta. Mi autoestima baja dos puntos–. No me molesta que vengas por mí, es solo que no quiero ser una molestia. Debes haberte levantado mucho más temprano para poder venir a recogerme y tal vez ni siquiera desayunaste. A eso es a lo que me refiero.

–Oh, pero no te preocupes –Rosalie me toca el hombro. ¿Es que esta niña nunca se calla?–. Edward se levanta siempre muy temprano para...

–Rosalie –interrumpe Edward–. No creo que a Bella le interese mi rutina diurna.

La rubia bufa.

–Bien, bien. Lo siento.

Edward pisa el freno cuando encontramos un alto en la avenida. –Oye, Bella –habla de nuevo Rosalie–. ¿Quién era ese chico con el que peleabas? Si se puede saber.

En mi cabeza, la ahorco de mil maneras diferentes. Me veo obligada a responder. No me conviene hacerme una imagen antipática frente a Edward.

–Era Mike. Él vino a pedirme disculpas; ayer me dio un golpe con el balón. Discutíamos porque obviamente estoy molesta con él.

–¿Te lanzó el balón a propósito? –se acomoda las gafas.

–No lo...

–Lo hizo –interviene Edward al mismo tiempo que avanza.

–¿Qué? –interrogamos a coro.

–Estuve ahí cuando pasó. Vi cuando él apuntó directo a tu cabeza.

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⏰ Última actualización: Jul 30, 2016 ⏰

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