Una luz de esperanza y dolor a la vez

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- ¡Nick! ¡Nick!

Eso me despierta, veo el reloj y son las 9 de la mañana, me duelen los ojos con la luz que entra por la ventana. Mi cabeza me duele mucho, como de costumbre en estos últimos días. Veo a mi alrededor y me encuentro en el hospital, me quede dormido anoche con Martha.

Desperté en el piso, no paro de estornudar, como no hacerlo si dormí toda la noche sobre cerámica helada, pero lo que me despertó fue una voz que venía de fuera de la sala, sentí como si viniera alguien corriendo desde el pasillo hacia la sala donde me encontraba yo gritando mi nombre. Hasta que llega y abre la puerta, era Sebastián.

- ¡Nick! – Me dice muy entusiasmado, como si algo bueno pasara.

- Dime, ¿Cómo me encontraste? – Le pregunto extrañado

- La última vez que te vi supuse que viniste a ver a Martha y nadie te vio durante toda la noche.

- Ah... Bueno ¿Pero por qué viniste?

- Tengo una gran noticia que darte.

- Ya me di cuenta, pero ¿Cuál es? – (Odio cuando se quedan mirando sin decirme lo que deben decirme, tengo poca paciencia, lo admito)

Como ya me estaba irritando su cara de niñito emocionado de 7 años en navidad con juguete nuevo me empecé a limpiar la ropa que la tenía bastante sucia por la noche que había tenido, Martha estaba durmiendo plácidamente en esa camilla aún conectada a cables y suero...

- Encontraron a Adam anoche en la madrugada.

Cuando me dijo eso sentí como una corriente helada me bajaba por toda la columna vertebral, en ese mismo momento solté una risa descontrolada, de media satisfacción, pues tenía que verlo y hacerlo pagar por todo lo que hizo personalmente para quedar completamente tranquilo y bien conmigo mismo.

- ¿Dónde está?

- Pero Nick... No es para... Que... Te pongas... De esa manera. – me dice asustado, tartamudeando y echándose para atrás, no sé qué le habrá asustado: mi apariencia desaliñada de haber dormido una noche completa en el piso de un hospital o mi mirada fija directo a los ojos dibujando risa en mi rostro.

- ¿Así cómo? – Le pregunto cambiando completamente mi mirada, de un segundo para otro ahora es una mirada preocupada, triste, creo que hasta se me salió una lágrima.

- Yo... Está en la cárcel de alta seguridad a la salida del pueblo, lo atraparon a las 3 de la mañana, se escondía en el bosque. Lo siento, me debo ir.

No sé, igual me siento culpable por haberse asustado he ido de esa manera, pero por otro lado... Por fin tienen a ese imbécil, si bien estará detrás de una reja y con decenas de policías vigilándonos, igualmente podré ir y dejarles sus cosas claras, al menos por ahora.

Pero fui yo quien "comenzó" todo, fui e intente matarlo enterrándole una navaja entre sus costillas, si me voy a meter entre medio de puros policías y mas encima con la misma persona que apuñale es absurdo y demasiado arriesgado, mas si escuche en la tele la noticia sobre el incidente en la constructora y encontraron la navaja en la escena con la sangre de Adam.

Necesito verlo, tengo contenidas las ganas de hacerlo sufrir y pagar por todo lo que hizo.

Después de eso fui a casa, estaban los dos gemelos viviendo ahí. Como ya encontraron a Adam los policías abandonaron el lugar y ahora solo queda reparar los daños, pero de eso no me encargo yo. Solo quería tomar una ducha, comer algo que muero de hambre y poder ir a la cárcel para ver a Adam, no puedo seguir perdiendo más tiempo.

8 Laughs at midnightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora