Aunque sólo los condenados a caminar en el averno lo han visto, algunos afirman que su aspecto es más oscuro que la noche del bosque.
Atroces patas de cabra dirigen sus pasos y su cola de serpiente envenena los caminos... Dicen que su pecho y sus hombros están sembrados de espinas tan filosas como las púas de mil dragones y que sus brazos tienen el grosor de cien troncos apilados. Su cabeza, envuelta en el ardor del fuego eterno, desdibuja sus rasgos faciales cubiertos por la sombra abismal que inunda sus ojos.
Su odio y su oscuridad son tan grandes, que podrían secar y destruir toda la vida que florece en la Divina Tierra, si la radiante mirada del amo del cielo se apagara y permitiera su ascenso a la vida mortal.
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Enmiendas de un Vendaval.
NouvellesComo un rostro enfurecido, envuelto entre las nubes, el viento se desprendió del cielo azotando a la fría ciudad de Nerbal... Vendaval maldito que alcanzó al exhausto mensajero, impidiéndole así la urgente entrega de toda su correspondencia. Morral...