Oneshot's {Bangtan Boys} (Hiatus)

Labios apetecibles {Jimin} +13

Labios. Esos labios eran su perdición y bien lo sabía. Jimin tenía labios apetecibles y Sooyoung tenía hambre.

...

Su mirada estaba perdida en él, sus oídos se rehusaban a escuchar otra cosa que no fuera la voz de Park Jimin y no pensaba oponerse a ello. Estaba enamorada de cada parte de él y eso era un peligro. Sabía que él conocía sus verdaderas intenciones y apostaba su vida a que él simplemente buscaba provocarla con esas insinuaciones. Iba a explotar en cualquier momento y ambos lo sabían.
Lamió sus labios cuando sus miradas cruzaron y él sonrió con satisfacción. Se sentía como si estuvieran ellos dos sólos, incluso si estaban rodeados de personas.
La única razón por la que ella se había vestido de esa forma que, si bien era decente, algo insinuaba, era por él. Jimin no había parado de dedicarle miradas doble intencionadas desde que entró a la habitación y aquello hacía que ansiase más estar a solas con él.
Sin decir nada, se levantó con elegancia de su asiento y salió de la habitación, no sin antes dirigirle una mirada cargada de deaseo al joven.
—Hyung, en un rato regreso —habló Jimin. Jin simplemente asintió y continuó hablando con los demás.
Jimin salió por la misma puerta que ella y se encontró con la sonrisa juguetona de Sooyoung en el pasillo. Ella jugaba con su cabello mientras se había recostado con la pared.
—Juegas sucio, niño —acusó, mientras él caminaba hasta estar frente suyo.
Luego de dedicarle una sonrisa, cortó la distancia y la besó com fiereza. Había estado deseando ese jodido beso desde que la vio entrar y no iba a parar a pensar en las consecuencias de ser vistos. Tampoco era como si los demás desconocieran la tensión sexual que había entre ambos.
El beso fue superficial para su gusto. Demasiado.
—Sígueme —ordenó Jimin y comenzó a caminar, siendo seguido por Sooyoung.
Llegaron hasta el final del pasillo y giraron a la derecha. Tras pasar tres habitaciones, Jimin abrió una puerta y la invitó a adentrarse. Una vez dentro, cerró con traba y le sonrió.
Sus labios no tardaron en volverse a encontrar, pero esta vez con mayor desesperación aún. Ella separó sus labios y él gustoso adentró su lengua, rozándola con la de ella. Sintió como unas frías manos rodeaban su nuca y como unas uñas se clavaban levemente cada vez que había un leve roce entre los cuerpos de ambos.
Sus manos fueron directamente hacia la cintura de la joven y la atrajo hacia sí. Al separarse para tomar aire, él tomó la iniciativa y dirigió sus labios al delicado cuello, besando, lamiendo y succionando suavemente, procurando no dejar marcas. Sus manos fueron hacia la espalda de Sooyoung y luego bajaron con descaro a su trasero, dando un brusco apretón.
Un gemido se hizo escuchar y él repitió la acción, provocando que ella se pegase aún más a él y friccionase su vientre con el miembro de él, sacando un jadeo de esos gruesos e hinchados labios.
Sooyoung sintió el erecto miembro de su amante y soltó un leve gemido, porque ésta vez lo había sentido en su totalidad.
Lo obligó a separarse y comenzó a quitar su camisa, desabrochando como podía los botones de esa molesta prenda. Cuando terminó con ello, él no dudó en bajar el cierre del vestido de la joven y bajar los breteles por sus hombros. Ella sonrió y dejó caer el vestido al suelo, enseñando un juego de lancería rojo y negro.
Jimin aflojó su propio cinturón y luego se lo quitó, lanzandolo. En ese intervalo, Sooyoung se dirigió hacia la cama de la habitación luego de quitarse sus zapatos y se sentó en ella cruzando sus piernas, mordiendo su labio inferior. Jimin se arrodilló frente ella y beso su mandíbula, su cuello y bajó a sus pechos. Lamió aquel pedazo de piel sobre el sostén y ella jadeó. Sooyoung lo empujó con delicadeza y desabrochó el pantalón del joven, él mismo lo quitó junto a sus molestos zapatos y ella lo obligó a sentarse en la cama, para luego sentarse a horcajadas de él. Comenzó a moverse lentamente, provocando roces entre ambas intimidades y, mientras tanto, dirigió su lengua hacia el cuello del joven, haciendo de éste lo que quisiese.
Jimin jadeaba repetidas veces porque era una tortura placentera. Pero quería más, mucho más.