Epílogo

1.9K 83 29
                                    


Momentos.


La vida es una sucesión de momentos. Momentos que quedan para siempre en algún lugar de nuestro interior... Para que me entiendas, somos algo así como una cámara fotográfica. Nuestros ojos, con cada parpadeo, toman una fotografía y la almacenan para siempre... Puede que con el paso del tiempo, nuestro cerebro difumine un poco dichas fotografías. Ya sabemos que tiene una capacidad limitada y son tantos los momentos que vivimos a lo largo de nuestra vida, que es prácticamente imposible recordar todo. Pero eso no quiere decir que no estén... Absolutamente todo, forma parte de nosotros. Y poseemos un álbum infinito, que no tiene límite de capacidad; nuestro corazón.

Si algo he aprendido en las últimas semanas, es que nada dura para siempre y al mismo tiempo, todo es eterno. Me explico; los momentos pasan en un abrir y cerrar de ojos, las personas vienen y se marchan, las decisiones nos obligan a tomar un camino y abandonar otro... Pero cada uno de esos momentos, cada persona que llegue, cada elección que tomemos, será un pequeño (o gran) grano de arena, en la formación de nuestra propia montaña... Depende de nosotros, cuan alta y resistente sea. Depende de nosotros, cuanto nos nutramos a lo largo del camino... Depende de nosotros, cómo vivir todos y cada uno de esos momentos.

"El Antes", "El Despertar", "El Después", todo ello, no son más que pequeños momentos que forman parte de una vida. En este caso, mi vida. Pero perfectamente podrían ser los de la tuya ¿no crees? ¿No tienes un Antes y un Después de algo, que te hizo Despertar? Seguramente sí. Y si no es así, los tendrás... Pero hay un momento que aún no te he contado. Un momento, que sin lugar a dudas, tanto tú, como yo, tenemos...


"El Ahora"


Observo la fachada de mi casa por última vez y automáticamente recuerdo la primera ocasión en que lo hice. Creo que tenía unos diez años cuando nos mudamos a vivir aquí y en los 25 siguientes, nunca había vuelto a recordar ese momento. Aquel día sentía emoción... veía frente a mí un lugar donde construiríamos nuestro hogar. Una preciosa casa, más grande que la anterior, con un cuarto vacío que poco a poco se iría llenando con mi vida. Pero también sentía tristeza. Mudarnos significaba cambiar de colegio, cambiar de amigos y teniendo en cuenta mi tendencia solitaria, eso no se me daba demasiado bien. No sabía entonces, lo que el destino me tenía preparado...

─¿Despidiéndote del hogar?

─Observándolo... ─respondo volviéndome hacia ella con una sonrisa ─Quién sabe cuando volvamos a verlo... Ya aprendí la lección.

─Eso me suena a nostalgia...

─¿Estás de broma? ─le pregunté riendo y encogiéndome de hombros seguidamente ─Es cierto que hemos vivido muchísimas cosas aquí y que echaré de menos a mis padres.

Pero... ¿Tú sabes todo lo que tenemos por delante?

─Una infinidad de posibilidades ─respondió sonriendo.

─Exactamente... Un largo camino lleno de posibilidades. Un brillo se apoderó de sus ojos al instante.

─Estoy emocionada ¿sabes? Me siento como una niña a punto de ir a Disneyland.

─Bueno, ir a Disneyland es el sueño de cualquier niño... Y yo te dije que si salía de aquello, me iba a encargar de hacer realidad todos nuestros sueños.

─¡Que manía la tuya con sacarme de la aventura! ─se quejó dándome un pequeño golpe en el brazo ─Cuando SALIERAMOS de aquello ─corrigió enfatizando ─¿recuerdas?

Creer Para Ver (Portiñon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora