Capitulo 3. Ya no aguanto.

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Paso aproximadamente 1 semana, era increíble la lentitud en la que me estaba recuperando, Bulma dijo que había sido por toda la sangre que había perdido y los huesos que me había roto.

Era el día en que ya por fin saldría del hospital, Bulma y su padre, fueron por mi y me llevaron de vuelta a la casa, ya me sentía mejor, no tenía las suficientes fuerzas para caminar pero mi estado ya era algo más normal.

—Señor—escuche la voz de aquella infante culpable de esto, que venía gritando y corriendo hacia mi.
—Tenga esto es para usted—me tendió un sobre yo lo tomé y la mire, sus pequeños ojitos mostraban algo de felicidad y real gratitud.
—Muchas gracias por salvarme—subió un pie en la rueda de mi silla y se abalanzo hacia mi depositado un pequeño beso en mi mejilla para después salir corriendo con sus padres, me quedé boquiabierto, sí está mocosa hubiera echo esto con el Vegeta poco amigos y malhumorado que solía ser, ya estuviera muerta, pero no, mi mente se había distorsionado tanto hasta el punto en que eso realmente me había conmovido, no quería que Bulma se diera cuenta, es decir, no quiera darme cuenta ni yo, así que sólo le indique que siguiéramos.

Esos estúpidos sentimientos me impidieron rechazar el sobre y el beso de la niña, ahí me di cuenta de que no sólo habían cambiado hacia Bulma, sí no también había desarrollado un poco de compasión hacia las demás personas, lo detestaba tanto.

Llegamos a la casa, me mantuve serio durante el transcurso, pensaba en esos indescriptibles sentimientos que se me habían desarrollado, ¿como rayos había pasado?, ¿en que momento me había dejado llevar por esto?, necesita resolver esto porque de no ser así, terminaría volviéndome loco, tal vez estaba exagerando, pero, ¿como demonios voy a reaccionar, cuando de repente algo totalmente desconocido para mi, comienza a tomar riendas sin mi consentimiento?, era tan estresante.

Ni siquiera me di cuenta cuando llegamos a mi habitación, tan hundido estaba en mis pensamientos que tampoco recordaba como diablos me había acostado en la cama.

—¿Como te sientes?—Bulma me sonrió, demonios, no podía con esto, es tan estúpido.

—Mejor—intenté sonar lo más frívolo posible.

—Me alegra, ¿tienes hambre?—se sentó en la orilla de la cama y volvió a sonreírme con esa tan cautivadora sonrisa que la caracterizaba.

—Estoy bien, ¿puedes dejarme sólo?—musite algo desesperado, necesitaba a está mujer fuera de aquí antes de que ya no pudiera controlar mis deseos.

—Entiendo, cuídate Vegeta—se levantó de la cama y salió por la puerta cerrándola tras ella, suspire cerrando los ojos mientras recostaba mi cabeza en la almohada, me sentía realmente extraño, era como sí una parte de mi quisiera ir corriendo tras ella a decirle todo esto que había comenzado a sentir, pero por otro lado, quería simplemente hacer desaparecer estos sentimientos, era tan confuso; Kakaroto una vez más te maldigo por haber enviado aquí.

Después de un rato me quedé dormido, aunque no por mucho tiempo me mantuve en paz, esos despreciables sentimientos rondan por mi mente sin dejarme descansar, estaba harto, harto de que todo esto no me dejara siquiera dormir.

Tenía dos opciones, seguir así hasta acabar en serio volviéndome loco o por otro lado, el más enfermo y extraño, sería confesarselo todo y quitarme por fin de este peso, tenía que pensarlo bien, muy pero muy bien.

Pasó una semana aproximadamente, Bulma siguió con su actitud de siempre, sólo que ahora cada vez la sentía un poco más distante, un poco más pensativa, y todo eso había comenzado desde que aquel insecto de nombre que me costaba trabajo recordar, volvió a encontrarse con ella.

—¿Tienes hambre?—sonrió pero no de la misma forma en que siempre lo hacia, el brillo de sus ojos había disminuido y la intensidad en su sonrisa era mínima, me molestaba un poco verla así, me había acostumbrado a la Bulma ruidosa y regocijante de energía.

—¿Te pasa algo?, n-no es que me importe, pero tú mala vibra me causa dolor de cabeza—cielos, me había puesto nervioso, no podía ni siquiera verla a los ojos sin que comenzara a temblar o sudar.

—No pasa nada—rió secamente, está mujer.

—Bien, traeme mis alimentos—me sentía muy miserable al dejar esto sí, de verdad me preocupaba su bienestar, pero no podía simplemente decírselo sin que malinterpretara las cosas.

—Vuelvo en un momento—incluso su caminar era apagado, algo le estaba pasando y yo lo tenía que averiguar, para mi suerte ya me podía poner de pie y caminar, pero el hombre vestido de blanco que me había atendido había dicho que debía guardar reposo durante 3 semanas.

Me puse de pie, y camine lentamente hacia la salida, me estresaba mucho no poder moverme con facilidad, pero que más podía hacer, salí al pasillo, nadie estaba a la vista, pero a lo lejos pude escuchar como la bandeja de la comida caía ruidosamente al suelo, me aproxime hacia la cocina, pero no entre a ella.

—Ya basta Yamcha—la voz de Bulma se escuchaba quebradiza, como sí estuviera a punto de cortarse.

—Bulma, todo es un mal entendido—la voz de el otro chico sonó preocupada.

—¿Un mal entendido?, no digas estupideces—Bulma estaba furiosa.

—Además, ¿porqué demonios te importa tanto ese hombre tan despreciable?, ¿acaso no te diste cuenta que gracias a el nuestra relación se fue a la mierda?—el otro insecto también comenzó a levantar la voz.

—El no es como crees—Bulma bajo la voz, más bien había comenzado a sollozar.

—Jamás dejara de ser el ser más malévolo de todo el universo y tú misma lo sabes—el hombre no bajo la voz, más bien, subió su volumen.

—Es mejor que tú...—Bulma dejó salir un hilo de voz apenas audible.

—No te quiere...

Me introduje a la cocina, me abalance hacia el estúpido tipo, golpeándolo en el rostro hasta dejarlo tirado en el suelo.

—Vegeta—Bulma se sorprendió al verme, voltee a verla, se veía sorprendida, cómo si no me esperará.

—No, no es necesario matarlo—escuche una voz en la puerta, era el padre de Bulma quién estaba serio observando lo que había pasado, antes de soltarlo di un último apretón dejándolo caer ansioso de aire.

—Vege...—Bulma trato de tomar mi brazo pero la ignore saliendo de la cocina en dirección a mi habitación para encerrarme en ella, estaba tan furioso que sí no me iba de ahí, estaba seguro que habría matado a ese tipo.

Un Amor Orgulloso (VegetaxBulma).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora