Capitulo 4. Por fin, tranquilidad...

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Entre a la habitación, la furia que sentía en ese momento, me hizo olvidarme completamente de el estado en que estaba; Calmate ya Vegeta.

Me senté en la cama; Como se atrevió a decirle eso.

Ya no podía pensar con claridad, pero ya una cosa estaba realmente clara, esa mujer se había convertido en lo único que quería junto a mi y nadie iba a hacerme cambiar de parecer ante estos sentimientos claros.

—Vegeta, abre la puerta—escuche la voz de Bulma seguida de unos frenéticos golpes contra la puerta.

—Largo de aquí mujer—cielos, estaba tan molesto.

—Vegeta por favor—le escuche decir casi llorando, su tono de voz suplicante y quebradiza, penetro las membranas de mi corazón haciéndome abrir la puerta y estrecharla entre mis brazos.

—Vegeta—sollozo, esto se sentía realmente bien, sentir por fin su calor y absorber su aroma a escasos centímetros.

—Calla ya mujer—levanté mi mano, la pose sobre su cabeza y acaricie está intentado proporcionarle algo de tranquilidad, duramos un rato así, hasta que estuve ya más tranquilo y ella había dejado de llorar.

La solté, hasta el momento, me había dado cuenta de lo que había echo, me ruborizé y di unos pasos hacia atrás tapandome el rostro.

Ella levanto la vista, sus ojos estaban rojos, me veía con miedo, cómo si estuviera esperando que le dijera algo.

—Vete de aquí—le grite sin voltearla a ver.

—Pero...—intentó decir pero la interrumpí.

—Por favor—disminuí mi tono de voz y ella obedeció.

Escuche que la puerta se cerro, estaba harto, quería descargar todos estos sentimientos extraños que se habían mezclado con mi furia; Tengo que hacer algo ya, no aguanto más.

Bulma se había ido así que solo me deje caer en la cama intentando calmarme.

—Díselo todo, no tengas miedo—una voz dentro de mi cabeza comenzó a invadir mi intentó de paz.

—Te aseguro que ella no te rechazará—ya me estaba viendo loco, escuchaba voces.

Me levanté de la cama, me quite los vendajes que quedaban y abrí la ventana dejando entrar el sol y el aire fresco, me impulse hacia arriba, aún estaba algo débil, pero pude volar lejos de la casa.

Llegue a un gran bosque, necesitaba meditar, tranquilizarme, necesitaba pensar claramente.

Algo era verdad, Bulma había logrado penetrar mi corazón, su forma de ser, su voz, sus ojos, su cabello, esa energía tan suya, ese brillo que ebanaba, me habían hipnotizado completamente.

¿A mi?, Vegeta, el hombre más frívolo y miserable de todo el universo, un despreciable insecto se había ganado mi corazón, Vegeta, ¿se había enamorado de una simple terrícola?, era tan confuso, tan tonto, pero era cierto, todo era cierto, me había enamorado de esa mujer, su simple presencia me parecía fundamental, tan necesaria, cielos, ya no podía negar nada, todo estaba claro, pero la parte más difícil, se venía ante eso, decírselo, confesarselo completamente todo ¿y después que?, ¿me casaría con ella?, ¿pro crearíamos?, ¿que pasaría?, tal vez simplemente me rechace y quedaría como un idiota, y no me quedaría más que asesinarla y destruir este inservible planeta, pero por ahora, creo que mi más grande miedo, era ser rechazado, de verdad no sabría que hacer ante eso, después de todo lo que me había costado darme cuenta de lo que sentía por ella y aceptarlo, tenía miedo, ¿yo?, Vegeta el orgulloso príncipe de los Saiyan, tenía miedo de algo tan simple como un rechazo.

¿QUE DEMONIOS ME ESTABA PASANDO?

Volé de regreso a la casa y entre por la misma ventana, al parecer Bulma ni siquiera se había dado cuenta de mi huida, me acerque corriendo a la puerta, la abrí y me dirigí a su habitación abrí su puerta y otra vez ese despreciable hombre estaba con ella.

—Vegeta—ella necesitaba mi ayuda, aquel hombre estaba gritándole de nuevo.

Me acerque y golpe al tipo haciéndolo atravesar la pared y enviándolo fuera de la casa, me aproxime hacia donde el estaba y comencé a golpear su rostro repetidamente.

—¿V-vas a matarme desgraciado?, h-hazlo, Bulma jamás te lo perdonara—dijo antes de que lo noqueara, no iba a matarlo, mi nuevo compasible corazón me lo impidió, sólo lo haría pagar.

—Vegeta—Bulma salió corriendo de la casa hacia mi brazos, ella estaba llorando, al parecer no podía dejar de hacerlo, me abrazo, yo la estreche fuertemente mientras colocaban mi barbilla en su cabeza; Es tiempo, tengo que aprovechar la situación.

—Escuchame Bulma—le susurré y ella bajo el volumen de sus sollozos.
—Eres una mujer realmente extraña, desesperante, vulgar y ruidosa—reí internamente, ya que ella intentó hacer que la soltara pero no lo logró. —Creo que me acostumbré a todo eso—suspire. —Me acostumbré a tus gritos, a tú mal humor, cada vez más necesitaba más de eso, cada vez más necesitaba que estuvieras junto a mi, pensé que me había vuelto totalmente loco, extraños sentimientos se propagaron en todo mi ser, jamás había sentido nada parecido hasta que te conocí—paré, ella no decía nada, sólo se mantuvo callada mientras manteníamos la posición inicial. —Estoy enamorado de ti—dije sin más, pude notar que se sorprendió, me abrazo más fuerte pero no me miro, nos mantuvimos así buen rato, ya me sentía más tranquilo, por fin, estuve en paz otra vez.

Un Amor Orgulloso (VegetaxBulma).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora