Capitulo 33

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Llevamos un buen rato tumbados en la cama, sin ropa, en silencio y abrazándonos. No hacen falta las palabras. Nuestros cuerpos ya dicen por si solos lo que sentimos en ese momento. Solo existimos Juan y yo. Nadie más.

- Sandra, tenemos que bajar a comer

- Un ratito más, por favor

- Se va a enfriar la comida, luego si quieres volvemos

- Bueno... vale. Pero promete que volvemos después de comer

- Te lo prometo

Me da un beso en el pelo y nos levantamos de la cama. Nos vestimos y bajamos a buscar a Alba y a Carlos. Ellos están en la cocina y se les ve contentos

- Por fin bajáis a comer, estamos esperándoos.- dice Alba

- Que bien huele. ¿Qué hay de comer? .- pregunta Sandra

- Pasta y pechugas, nada elaborado.- responde Carlos

Me giro hacia Juan y sonrió.

- ¿Pero tú no tienes un restaurante?

- Sí, pero Carlos quiere empezar a moverse en la cocina y hoy le tocaba a el

Nos sentamos en la mesa y comemos mientras hablamos de cualquier cosa, menos de mi llamada de Víctor. Después de comer y recoger la mesa hablo con Alba. Le cuento todo aunque ya sé que ella no está de acuerdo

- No deberías quedar con él, ni para ser amigos

- Tampoco voy a dejarle de hablar. Sabes que he sentido mucho y demasiado tiempo por él y que no puedo olvidarme de un día para otro.

- Si, lo sé. Pero a saber cómo acabáis mañana

- No va a pasar nada. Solo vamos a hablar y quedaremos como amigos, te lo aseguro

- Bueno, eso espero. ¿Juan qué opina de todo esto?

- Supongo que no le hace gracia. Tampoco lo hemos comentado mucho

- Normal que no esté contento

- Está todo bien entre nosotros. ¿y tú con Carlos?

- También todo bien, pero me costara volver a confiar en el

- Algo es algo

- ¿Qué tenéis pensado para hacer esta tarde?

- De momento volvemos a la cama que estoy muerta de sueño y luego me iré a casa, ¿vosotros?

- A la cama ehh, a dormir no será

- ¡serás cabrona! Que sí que vamos a descansar

- Eso me lo cuentas luego, bueno antes de irte avisa

Volvemos a donde están los chicos. Yo me voy con Juan y Alba con Carlos. Juan y yo vamos a la habitación y nos tumbamos en la cama

Cuando abro los ojos no sé qué horas es ni cuanto he estado dormida pero Juan está a mi lado despierto y con su móvil escuchando música

- Madre mía si duermes

- Estoy cansada estos días

- Se te nota

Me da un beso. Luego otro. Y llega el tercero. Nos dejamos llevar y los besos no terminan. Quiero estar así durante mucho tiempo pero debería irme a casa a organizar un poco lo que hay por ahí. Pero decido quedarme un poco más con Juan en la habitación, perdiéndonos en nuestros deseos

Para cuando decidimos levantarnos de la cama son ya las ocho de la tarde. ¡Madre mía que tarde! Llamo a mi madre y le digo que ahora iré a casa. Me dice que ella no ira y que mi hermana Raquel tampoco está. Perfecto, siempre estoy sola en casa. Ya se me ha pasado el buen humor que tenía esta mañana. Juan se me acerca por detrás y me abraza

- ¿todo bien pequeña?

- Si, debería irme a casa

- Si quieres te acompaño

- Lo que quieras, te puedes quedar a dormir y todo

- Vale, me quedo a dormir. Podríamos ver alguna peli y a seguir durmiendo. Mañana me levanto pronto pero merece la pena ir hoy solo con estar contigo

Es perfecto. Todo lo hace pensando en mí. Todo gira en torno a los dos. Todo es nuestro y nada ni nadie podrán cambiarlo. O eso espero. Recogemos nuestras cosas, nos despedimos de Alba y de Carlos y nos vamos a mi casa a disfrutar unas horas más solos.

CON LA ESPERANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora