Dokuro se sentía decepcionado, la mayor parte de su existencia fue matar y cuando quiso defender algo, fallo. La vida de esa ninfa no era importante, ni siquiera suponía algo para Dokuro, pero el hecho de no poder proteger algo, el hecho de saber que es débil en ese aspecto, lo dejo devastado.
Dokuro no asimilaba la idea de ser débil, de no poder hacer algo. Camino con su cabeza baja un tiempo, suficiente como para que los habitantes de ese mundo pensaran que todo había terminado, que la bestia había sido vencida. Claro que no había sido vencida y si, los rumores de su presencia corrían en dirección contraria a donde el estaba, los bandidos estaban en su mejor momento, los castillos eran asaltados y las aldeas saqueadas. Pero, ¿Que tiene que ver eso con Dokuro? Efectivamente, nada.
El tiempo había pasado, Dokuro no se hacia poderoso y tampoco se debilitaba, solo se limitaba a pensar en su época en la cual no estaba materializado, solo era energía maligna y no había forma que alguien supiera de el. Un día, el cielo se encontraba gris, la lluvia amenazaba y algunos rayos se vislumbraban en el horizonte. Dokuro no le daba importancia a las tormentas, al entorno en general, ya que no podía enfermarse ni contraer ningún tipo de bacteria, o virus.
Repentinamente el cielo se abrió en un gran agujero sobre Dokuro, el miro hacia el cielo y pudo ver como una pequeña luz, del tamaño de un diente de león, caía suavemente y sin interrupción. Miro fijamente a la pequeña luz y cuando alcanzo la altura de su cabeza comenzó a bajar con ella, se agachaba y se acercaba a la luz, pensó en tocarla pero decidió no hacerlo. Llego un punto en el que la pequeña luz estaba a pocos centímetros del suelo, Dokuro se levanto y decidió esperar a ver que pasaba, a la luz le faltaban apenas 3 centímetros para tocar el suelo, el se alejo un poco al ver que la pequeña luz comenzaba a pulsar levemente. Finalmente la luz llego al suelo, comenzó a pulsar con mas potencia y emitía un zumbido, Dokuro no entendía que era eso hasta que dejo de pulsar y el zumbido paro, la pequeña luz se contrajo una vez mas y exploto con gran potencia, Dokuro salio volando al menos 20 metros y cayo con 3 de sus placas rotas. La explosión dejo un agujero de gran diámetro y humo plateado salia de el.
Dokuro estaba confundido, no entendía que había pasado. Unas manos femeninas tomaron su mascara y la levanto en el aire, esto causo que todo el cuerpo se elevara con ella, alcanzo a ver unos rizos colorados y corona de oro oscurecido hasta llegar a asimilarse a un tono mostaza con una flor amarilla a un lado de la corona. Entonces la figura lo lanzo contra un árbol petrificado y este se rompió. Dokuro ya sintiéndose atacado descaradamente se levanto y trato de ver algo, pero había mucho polvo, a pesar de estar al aire libre. Dokuro corrió hacia donde ya no había polvo y se dio cuenta del gran agujero que había dejado la pequeña luz, se acerco a el estando alerta a cualquier movimiento, y una patada en la espalda lo alcanzo y lo lanzo dentro del agujero.
- Suelo ser honorable y esas cosas, pero por lo que hiciste, no mereces ningún tipo de honor. - Dijo una voz femenina.
- ¿Debería ofenderme o alargarme? - Dijo Dokuro con voz sarcástica.
La mujer alejo todo el polvo que había en el aire y quedo en el borde del gran cráter que su llegada había dejado.
- Soy Nemesis. La justicia que se te aplicara. - Dijo el arcángel.
Dokuro soltó una leve risa y se levanto, se sacudió el polvo y camino hasta salir del cráter, una vez hecho esto encaro a Nemesis y le dijo:
- Siempre es igual, una pequeña presentación y después una pelea, ¿te parece si pasamos a la pelea directamente? - Dijo Dokuro muy serio.
- Sin objeciones. - Dijo Nemesis.
El arcángel salto y extendió sus alas blancas adornadas con detalles en oro de la misma calidad que el de su corona, su pelo era rizado y colorado, su cara estaba maquillada y tenia un pequeño rubí redondo pegado en la frente, estaba vestida con una túnica corta sin mangas blanca y un cinturón de oro con un rubí redondo incrustado, no poseía zapatos de algún tipo pero si tobilleras y un brazal, su arma era una espada tipo estoque de oro.
Al llegar a Dokuro, este se defendió cruzando sus brazos en forma de "x" y paro el estoque de Nemesis, el contraataco con un puñetazo ligero que esperaba fuera esquivado con facilidad y así fue. El arcángel esquivo el puñetazo de Dokuro y de un estoque rompió una de las placas. Impresionado, Dokuro atrapo del cuello al arcángel, esta fácilmente se libero, rompiendo una de las placas del brazo, ya harto, Dokuro golpeo con fuerza el estomago de Nemesis, y aunque esta quedo inmóvil un segundo, salto lejos de el y se recupero fácilmente.
La batalla no había terminado, la bestia no se dejaría ganar, pero el arcángel no tenia esos planes tampoco. Dokuro embistió a Nemesis y esta le clavo el estoque en la espalda, el no sintió nada y continuo, vio otro árbol petrificado y choco contra el a propósito para dañar a Nemesis, lejos de esto ella absorbió el golpe y pateo con fuerza el brazo de Dokuro, rompió 2 placas y se alejo.
- ¿¡NO VAS A PELEAR!? - Grito furioso Dokuro.
- No me tientes. - Respondió Nemesis.
De repente un aura dorada comenzó a brotar de Nemesis, sus ojos se pusieron blancos perla y desapareció para volver a aparecer frente a Dokuro, ella miro directamente a los orificios de la mascara y el empezó a temblar, todas sus placas se estremecían y poco a poco Dokuro cayo al piso.
- Todavía tenes una venganza pendiente... no puedo dejar que quede así... te dejare vivir hasta que cumplas tu venganza. - Dijo Nemesis.
Dokuro yacía débil en el suelo, un arcángel ni mas ni menos le había vencido, en eso un gran portal negro con flamas rojas como la sangre se abrió de par en par y de el salio otra figura femenina.
Dokuro no sabia que pasaba, pero lo que si sabia, era que solo suponía problemas.
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La Muerte.
RandomUna de las partes de las historias del Sagrado Gremio, en este libro se cuenta la aparición y aventuras de uno de los integrantes del Sagrado Gremio. Dokuro Skull y su alma inhibidora Neasu, pasaran por grandes cosas para llegar a ser lo que deban s...