Un rayo de luz daba directo en la mascara, Dokuro recupero consciencia y el barro cubría todas sus placas de hueso, este seria un largo día. Dokuro se levanto del suelo y se estabilizo, no entendía que era lo que había pasado, su ultimo recuerdo era una luz que le hablaba, ¿donde estaba Arashi?, ¿porque sus placas ahora eran de hueso?, ¿porque estaba cubierto de barro y porque estaba en lo que parecía ser un bosque?.
No servia de nada preguntarse las cosas y no hacer nada, decidió que lo mejor seria comer algo, unas hadas estaban observando fijamente al claro donde se encontraba Dokuro, el se percato de esto y decidió agacharse y extender un brazo, abrió la mano y sus tres huesudos dedos se estiraron. Unas hadas valientes se asomaron y se acercaron a Dokuro, este les ofreció su mano para posarse y estas lo comprendieron, se apoyaron levemente en la palma y se sentaron, Dokuro acerco su mano a su mascara y y con la otra mano la levanto, de atrás de la mascara una ráfaga de viento se absorbió y así las almas de estos pequeños seres fueron consumidos, las demás huyeron despavoridas pero Dokuro re acomodo su mascara y se levanto, dio un pequeño salto y cayo dando un puñetazo al suelo, pronto toda el área se contaminaba de energía maligna, los arboles se hacían de ébano y las plantas se marchitaban dando lugar a especies nunca antes vistas, Dokuro se fortalecía y sus placas se hacían mas resistentes.
El pequeño viaje por el bosque resulto muy cómodo, algunas aves por acá, otras hadas por allá, y todas consumidas por Dokuro. Pronto el bosque seria consumido y continuaría por el mundo. Pasadas unas horas, Dokuro sentía que el bosque se comportaba raro, había movimientos extraños, pero nada remarcable, había oído gritar a las hadas "¡llamen a los centauros, ellos despertaran a los ents!" pero no les dio importancia y continuo su camino. No paso mucho hasta que una criatura mitad humano mitad caballo se le presentara desafiante.
- ¡Detente ahí bestia, ¿quien eres y porque destruyes el bosque cambiante? - exclamo el centauro.
- Dokuro Skull, un gusto. No sabia que se llamaba así este bosque, quizá así lo llame después de transformarlo. - dijo burlón Dokuro.
- ¡NO LO PERMITIREMOS, DESPIERTEN GUERREROS DE LA NATURALEZA! - Grito el centauro.
Los arboles comenzaron a temblar, las raíces se desenterraban, las ramas se agitaban y se escuchaban fuertes crujidos de madera. Los arboles se despertaban y pronto sus ramas trataban de aprisionar a Dokuro, algunas ramas lo atrapaban, pero rápidamente se deslizaban entre las placas y no podían atraparlo.
- ¿que eres bestia? - Pregunto el centauro.
- Titan de la destrucción, Dios de la muerte. - Dijo muy serio mientras las ramas trataban de atraparlo.
La mayoría de los arboles de esa zona se habían despertado, todos tratando de atrapar a Dokuro, sin embargo, con simples amarres jamas lo atraparían, por eso el centauro decidió atacar directo al pecho de Dokuro. Una lanza atravesando directamente el pecho, sin embargo la lanza pasaba por entre medio de dos placas al frente, pero por detrás, se veía como una de las placas se había roto, esto dejo perplejo a Dokuro y sin pensarlo dos veces, embistió al centauro y se le abalanzo para inmovilizarlo, los arboles seguían intentando atrapar a Dokuro pero era en vano. Dokuro se encontraba sobre el centauro que peleaba por su vida, Dokuro lo miro y le pregunto:
- ¿cual es tu nombre? -
- ¡Neso! - Grito el centauro
- Un placer haberte conocido. - Dijo tranquilo Dokuro.
Con una mano se levanto la mascara y de nuevo la ráfaga de aire se absorbió, con esto el alma del centauro. El cuerpo de Neso yacía inmóvil, pálido y con los ojos en blanco, ya no se lo volvería a ver. Los ents no podían creer lo que había pasado, sin hacerle daño lo había matado, en ese momento entendieron que no podrían luchar contra el y decidieron volver a su reposo esperando la muerte sin ningún tipo de esperanzas. Un pequeño ruido se escucho desde un arbusto cercano, pero Dokuro no lo oyó, estaba levantándose y admirando su victoria, se sentía bien, pero sus placas ademas de haberse regenerado, se sentían raras y bastante inestables, con frecuencia se rompían fácil y si hacías suficiente fuerza, podías rallarlas y hacerles gran daño.
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La Muerte.
RastgeleUna de las partes de las historias del Sagrado Gremio, en este libro se cuenta la aparición y aventuras de uno de los integrantes del Sagrado Gremio. Dokuro Skull y su alma inhibidora Neasu, pasaran por grandes cosas para llegar a ser lo que deban s...