Parte 3 - Narfater, El Rey y El Faro.

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Dokuro rió fuertemente mientras se agarraba la mascara con la mano izquierda.

- ¡Destruirme!, ¿como planeas hacer eso? - Dijo Dokuro entre risas.

- ¡Así! - Grito Narfter mientras se abalanzaba sobre Dokuro.

Narfater alcanzo a Dokuro con gran facilidad, era rápida y no poseía magia importante. Dokuro no se opuso al ataque de esta pequeña, y Narfater con una gran sonrisa en la boca tocaba las placas de Dokuro, pero nada tuvo el efecto que esperaba. Narfater miraba sorprendida a Dokuro y se preguntaba que es lo que pasaba, golpeaba las placas de Dokuro y se escandalizaba al ver que no pasaba nada. Dokuro reía cada vez mas fuerte y en un instante para completamente, se acerca a la niña y la mira a los ojos, el vacío de la mascara se veía en los ojos de Dokuro, se acerco mas y dijo:

- ¿Tus papas no te enseñaron a no confiarte? - Pregunto en tono burlón.

La figura del titan se comenzaba a distorsionar y ya no era solida, sin embargo rodeaba a Narfater y la aprisionaba, un altar y Narfater se encontraba atada sobre el, incapaz de moverse, Narfater miraba a todos lados, el sol se estaba poniendo y la oscuridad se cernía sobre toda la ciudad.  Una figura reía en los tejados y otra se mantenía quieta, Dokuro nunca se encontró con Narfater, todo era una manipulación neblinosa de Okiku. Dokuro dio un salto y cayo en la calle, se acerco a Narfater y le dijo:

- Esa maravillosa técnica secreta, no se que sera, pero se activa al tacto, ¿verdad?. De cualquier manera, en esta situación no puedes pelear, ¿porque preocuparse? - Dijo Dokuro.

Narfater se sacudía en todas direcciones, pero nada hacia que se liberara, Dokuro aprovecho la situación y quiso experimentar un poco, se acerco al corazón de la niña y coloco su mano sobre la ropa, Narfater comenzó a sacudirse violentamente, gritaba tanto que parecía que las cuerdas vocales le iban a estallar, lloraba desesperadamente pidiendo ayuda a alguien pero nadie respondía, las lagrimas caían por su cara y su espalda se arqueaba mientras ella gritaba, su piel se iba poniendo gris y sus ojos marrones ahora eran grises también. Narfater había quedado ciega y la mitad de su alma ya no estaba, había sido consumida por Dokuro.

Narfater yacía moribunda en el altar neblinoso de Okiku, Dokuro satisfecho por esta porción de alma poderosa decidió que era momento de encontrar respuestas a que era este mundo. Se acerco a Okiku y le dijo:

- Ya no necesito tu ayuda, te has ganado una oportunidad, te dejare vivir por ahora, vete, pero si te vuelvo a ver, no seras mas que un cadáver sin alma. - 

Okiku asintió levemente y emprendió su viaje, no se la volvería a ver por esos lares. Dokuro por otro lado, decidió adentrarse en el castillo en busca de alguna autoridad, llego a un gran salón con pilares y un gran trono, Dokuro camino tranquilo y sin prisa hasta el trono, en el había un viejo elfo con una capa de finas sedas y adornos de oro, tenia una pequeña corona y pregunto preocupado por Narfater, su hija, Dokuro le explico que estaba moribunda en las afueras del castillo. Dokuro miro al viejo y le ofreció un trato, el no le hacia mas daño a su familia, pero el viejo rey tenia que darle explicaciones sobre que era todo ese mundo, el viejo acepto y comenzó a explicar que el mundo se llamaba "Andrae" y que se encontraba en territorio elfico y que nunca habían visto a un ser tan poderoso como Dokuro, menos uno de apariencia similar. Dokuro pregunto por algún ser poderoso, a lo que el viejo respondió con una negación con la cabeza, Dokuro frustrado por no poder obtener respuestas se enfureció y golpeo con fuerza el piso, que lentamente se iba contaminando y cosechando las almas de quienes contaminaba. El viejo pedía clemencia, alegaba que había cumplido su parte del trato, pero no pudo evitar ver a su familia siendo consumida, para posteriormente ser consumido. 

La Muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora