—Iré a cambiarme —dijo en un tono que revelaba la batallalibrada por tener que someterse a su voluntad.
Cuando salió del orfanato había jurado que nunca más aceptaríauna prepotencia, y de alguna manera estaba recordando una etapa desu vida que prefería olvidar.Entró a su habitación y tomó el teléfono para hablar con suamigo. Andy se encontraba en viaje de negocios, y desde que se fueno tenía noticias de él. No era normal que tuviera el celular apagado, yempezaba a sospechar que la presencia de Zayn tenía que vercon el mutismo de Andy.
—Es inútil que lo llames —dijo Zayn, apareciendo depronto en la habitación.
—¿Qué haces aquí? —preguntó Liam cerrando su toalla conexageración.
—Ya pasaron los cinco minutos —afirmó, acercándose al clósetpara abrir la puerta—, creo que tendré que hacer el papel de nana.
Liam no daba crédito a lo que veía; después de buscar entresu ropa, Zayn sacó una camisa celeste y un pantalón crema queaventó sobre la cama.Quería detenerlo, pero estaba paralizada por algo más que unasensación de miedo que cubrió su corazón de pura adrenalina.
Ahora Zayn se acercaba a el con un brillo amenazante en su mirada.Instintivamente empezó a retroceder, el borde de la cama impidió queescapara de su cercanía, cayendo sobre el lecho.
La toalla dejó aldescubierto sus piernas torneadas, convirtiéndose en la viva imagende su sensualidad. De repente no pudo apartar los ojos de Zayn.
Estaba como hechizado, atrapado por un deseo que se avivabaal calor de su mirada. Quería ser acariciado por ese hombre, sentir elroce de sus dedos; la sensación de su boca sobre la suya invitándole a saborear el calor que guardaba dentro.
Necesitaba experimentar elplacer de sentirse entre sus brazos humedeciéndose con su sudor,entibiándose con su aliento, disfrutando de la fiesta que inventaríapara el.
Era un disparate anhelar una intimidad con ese sujeto, peronada podía hacer ante la fuerza de sus emociones. Zayn se recostó junto a el mientras sus manos deshacían del dobles de la toalla.
Liam respiraba con dificultad, no tenía voluntad;simplemente se dejaba llevar por el deseo que se había afianzado ensu interior. Zayn abrió la toalla dejando al descubierto su cuerpodesnudo, envolviendo a Liam en un intenso calor a medida que susdedos recorrían su abdomen.
—¡Detente! —suplicó el sin mucho convencimiento.
—No es lo que me dice tu cuerpo —respondió Zayn con lavoz enronquecida de pasión.
Lo que había empezado como una lección de poder se fueconvirtiendo en una dulce tortura a la que Zayn no queríarenunciar. Solo deseaba fundirse en el cuerpo de Liam hastaapoderarse de su alma.
Sin dejar un espacio en sus pensamientos queno fueran para él.El se había convertido en una obsesión desde la primera vezque lo vio. Hermoso, como una flor consciente de su atractivo,luciendo su cabello castaño que realzaba la elegancia de susfacciones.
Sonreía con coquetería al único amigo que tuvo; desde lamesa de aquel restaurante pudo observarlos sin que ellos se dierancuenta, envidiando a Andy por la forma en que el lo miraba.
Tantas veces lo imaginó así, desnudo frente a él; ansioso de seramado sin límites ni tiempo que cercenara el deseo que había entrelos dos.De repente bajó la cabeza y sintió una embriagante turgenciabajo sus labios. Sin poder controlarse se perdió en el valle de sus tetillas, cada una de ellas enarbolaba sus primitivos deseos, que lo guiaron hacia una pequeña tela que protegía su intimidad.
Liam separó las piernas en un acto involuntario, enajenado por el placer que la dominaba y sin fuerzas para librarse de esaprisión. No podía pensar; estaba flotando en el mar de los sentidos,donde era nada frente a esa embestida que avivaron sus ganas de serposeída más allá de la razón.
—¡Vístete! —ordenó Zayn, apartándose de el.
Liam tenía los ojos cerrados, pero sintió que él lo atravesabacon la mirada dejándole sentir su desprecio. Con movimientos torpes doblo la toalla avergonzado por su flaqueza.
Nunca se atrevería aconfesarlo, pero Zayn había logrado que todo su mundo seredujera a ese momento, borrando de su mente cualquier pensamientoque la alejara de ese instante de gloria y sumisión total.
—No puedo hacerte mio donde te revolcabas con Andy—aseveró Zayn, reflejando en sus palabras la rabia que lodominaba.Liam abrió los ojos y enfrentó su mirada.
—¿Qué dices? —preguntó, levantándose de la cama para evitarque la tentación volviera a nublar sus pensamientos, ya que habíaexperimentado el poder que Zayn tenía sobre el.Era más peligroso de lo que había imaginado y más hombre quecualquiera que hubiese conocido.
—Puedo tomar lo que él dejó, pero no en el mismo lecho —afirmó con la mirada en las sábanas desordenadas.
—¿Lo que él dejó? —repitió sin entender el fondo de suspalabras.
—Se acabó tu mina de oro —sentenció, parándose en el umbralde la puerta—, pero sobre eso hablaremos cuando estésapropiadamente vestido. Te espero en la sala —agregó mientras salíade la habitación.
Liam cerró con llave antes de meterse al baño. Se enjabonóvarias veces intentando limpiar su recuerdo, pero las sensacionesseguían vivas en su interior, así como el íntimo deseo de entregarse aél, a pesar de ser el hombre que empezaba a odiar con todas susfuerzas.
Zayn tiró el bastón sobre uno de los sillones queriendodesahogar su rabia. Nunca debió tocarlo, lo único que había logradoera aumentar el deseo que sintió por el desde la primera vez que lo vio; pero fue imposible no dejarse seducir por la geografía de sucuerpo sensualmente extendido sobre las sábanas, pidiendo sinpalabras que lo hiciera suyo.
Había sentido su bulto, la excitante viscosidad adhiriéndosea sus dedos mientras acariciaba su longitud. Toda el rendido a susdeseos como en la mejor de sus fantasías, pero lejos de halagarlo letorturaba la respuesta que encontró dentro de su cuerpo.
¿Y Andy?Lo que ocurrió en la habitación solo confirmaba su sospecha: Liam Payne no albergaba ningún sentimiento hacia su amigo, salvo elinterés por su cuenta bancaria.
—No tengo todo el día. Te escucho —dijo Liam apareciendocon otra muda de ropa en un pequeño acto de rebeldía.No se había maquillado y llevaba el cabello despeinado, reflejandouna imagen opuesta a la que exhibía en las revistas de modas.
—¿Por qué no te sientas? —dijo Zayn, señalando un sillón. Liam obedeció solo por el deseo de acabar con esa situación...
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Prenup - Ziam Mayne/Palik
FanfictionAdvertencias: Lenguaje Explicito, Escenas de sexo H/H -Portada hecha por: @BYCENTURIES