Capítulo 1. El... ¡¿beso?!

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Narra Melanie:

Salir a caminar a la playa, pasear por esa arena que acaricia mis pies, sentir la brisa del mar en mi cuerpo, escuchar el sonido de las olas, apreciar el paisaje y disfrutatlo. Y más si estás acompañada. Éramos Alex y yo. Felices; sin nada de qué preocuparnos, después de todo las vacaciones son para eso, ¿no? El verano parecía ser infinito.

-Deberíamos tener vacaciones más seguido-. Me dice Alex.

Solté una risa. -Lo sé, ojalá pasara-. Respondí.

-Mel, ¿nunca pensaste en que seríamos una hermosa pareja?-.

Y me abrazó.

Y ahí se cagó todo. Éramos amigos, mejores amigos. Y bromear con eso solo me enfadaba. ¿Porqué querría cagar una bella amistad por un amor?

-¿Me estas cargando? No, jamás lo seremos y jamás pasará-.

-Okey, pero era solo una broma, no te digo en serio, tampoco para que te pongas así-.

-Jaja, lo siento, es que este tema me viene molestando bastante-.

-Bueno, no volveremos a hablar de eso, te lo prometo. Ahora tené cuidado-.

-¿Porqué?-. Pregunté.

Alex me tomó en sus brazos, me llevó corriendo al mar y me tiró sobre esas olas miestras nos reíamos.

Me reí. -Sos un imbécil-. Dije.

Y luego el se tiró a mi lado. Y así nos quedamos un buen rato entretenidos.

Luego salimos del agua y nos sentamos en la arena. Era precioso observar el atardecer. El me abrazó y yo lo dejé, pues también lo abracé.

Se hicieron las ocho de la noche. Teníamos una fiesta y yo en esos momentos tendría que estar alistánome para asistir junto a Alex.

-Mirá la hora, ¡es tarde! Hay que irnos . . . -.

-Bueno pero yo te acompaño-.

-No lo sé, es que estoy tan exsausta, tendrás que cargarme-.

Se ríó. -Esto te va a salir muy caro-.

Me subí sobre él y caminamos unas dos cuadras hasta mi casa, la de él quedaba en frente.

Llegué a la puerta, él cruzó la calle.

-Nos vemos luego-. Le grité desde varios metros de distancia.

-No tardes demasiado, te espero. Gritó él.

Entre a mi casa, subí a mi habitación y entré al baño a ducharme. Salí. Me sequé. Arreglé mi cabello. Y volví a mi habitación a vestirme. Me coloqué una remera blanca suelta, mi short de jean celeste, mi camiza a cudrillé, y unos zapatos negros con "algo" de plataforma. Dejé que mi cabello castaño se secara naturalmente.

Delineé mis ojos. Un poco de sombra. Un tono claro de labial y ya estaba lista.
Se hicieron las nueve.
Bajé las escaleras. Saludé a mis padres que estaban conversando en la cocina y les dije que volvería después de las doce.

Salí de mi casa, crucé la calle y golpeé la puerta de la casa de Alex, al parecer él estaba listo esperándome porqué salió en un segundo. Salimos y nos fuimos caminando cuatro largas cuadras a la fiesta Addy, una amiga mía, era su cumpleaños.

-Oh Dios, olvidé comprarle el regalo a Addy-. Dije con un tono de olvido.

-No pasa nada, tomá esa piedra de ahí y decile que es una piedra especial-.

Solté una carcajada. -Qué estúpido, no le voy a dar eso Alex-.

-¿Porqué? Decile que es una piedra especial porque olvidaste su regalo y se te ocurrió eso y por eso es especial-.

-No voy a darle eso. Le doy dinero y listo. ¿Vos que le llevas?-. Pregunté.

-Mi presencia-. Dijo en un tono de orgullo. -¿Y cuántos años cumple Addy?-

-Ah bien, vas a un cumpleaños, no sabes cuántos años cumple la persona del CUMPLEAÑOS y encima vas sin regalo. Que inútil-. Sermoneé. -Cumple dieciséis-.

-¿Tan rápido? ¿No cumplía quince?-.

-Sí, el año pasado-.

Así hablamos hasta llegar a su casa, que de hecho para ser solo una casa era gigantesca. Tenía dos pisos, un enorme patio con piscina y daba frente al mar.

Saludé a Addy, le dí el dinero y luego con Alex nos fuimos al patio dónde estaban los demás invitados.

Cómo era bastante obvio que sería una fiesta en la piscina, en mi bolso llevé mi traje de baño.
Fui al baño a ponérmelo y luego me dirigí a la piscina con Alex.

-¿No vas a entrar?-. Pregunté.

-Sí, lo haré-.

-Pero no trajiste traje de baño-.

-¿Y quién dice que no puedo meterme así?-.

-Okay chico salvaje, entrá entonces-.

-Bueno, ¿y vos no entrás?-.

-Lo pensé, pero está muy fría y sabes que soy muy friolenta-.

-Como quieras-.

Y se tiró a la piscina de un chapusón que alcanzó a salpicar bastante.

-Mel vení, no está tan fría-. Me dijo.

-Okay, pero solo voy a meter los pies-.

-Está bien-.

Me senté en el borde y sumergí mis pies en el agua. Y Alex tenía razón, no estaba tan fría. Por un momento disfruté la situación. Solo que todo empeoró cuando Alex decidió jalarme y hacerme entrar a piscina.

-Tenés razón, no está tan fría-.Dije.

Alex tomó mi mano, la jaló y me caí.

-Alex voy a matarte por esto-. Dije cuándo me elevé del agua.

-Hoy te cargué en mi espalda a la tarde, y te dije que te iba a salir caro-.

Nos reímos.

-Tenés razón-.

En ese momento en el que nos estábamos riendo nos miramos a los ojos. Podía observar esos ojos azules que el tenía. Solo lo miraba a él y él a mí.
Traté de negarme mirarlo pero era imposible con esos ojos del color del mar.

El tomó mi sintura. Traté de safarme pero seguía imnotizada por sus ojos.
Sabía que lo que se venía no era nada bueno. Pero me dejé llevar.
Tomé su cuello y lo abrazé con mis manos. Nos fuimos acercando lentamente.

Todo a mi alrededor parecía no moverse. Solo estaba concentrada en lo que tenía en frente mío.
Nos acercamos tanto al punto de que nuestros labios se rozaron mutuamente. Y sin más pensarlo él me besó.

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Holis espero que les haya gustado.
Mañana subiré otro capítulo
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Querida MelanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora