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Y así pasó el tiempo, dos años después, Johnny y Charlie siendo grandes amigos, compartían muchas cosas.
Pero había algo que Charlie escondía, que a pesar de esos dos años de amistad, nunca se había atrevido a contarle a Johnny...

Un día, Johnny fue a la casa de su amigo, (cómo de costumbre cada 2 o 3 días), Charlie, ese dia no llevaba un buso, ni manillas en sus muñecas, estaba descubierto, Johnny, miró hacia abajo, y accidentalmente vió cicatrices y cortes en las muñecas de su amigo, justo cuando le iba a preguntar sobre aquellas cicatrices, llegó la hermana de Charlie, Karoline, (por casualidad alguna, siempre que Johnny iba nunca estaba Karoline), pero ese día llegó aquella chica de tez blanca, cabello castaño corto, no muy alta, 18 años de edad, y facciones correctas; llevaba unos shorts no muy cortos, una playera de "Nirvana", y tennis negros.

Johhny, al ver a la chica se quedó plasmado en la belleza de ella, manejaba una calidez, pero a la misma vez una rudeza que chocaban, y creaban una combinación perfecta e indescriptible de emociones en él, por las cuales olvidó lo que tenía pendiente con Charlie.

Karoline entró y vio a Johnny, aquel chico rubio mirándola fijamente, como si nunca antes hubiera visto una mujer en su vida, aquella saludó a Charlie enarcando sus dos cejas, y un tono de indiferencia.
-Hola mundano- Dijo Karoline a su hermano.
-Hola, mira este es mi mejor amigo Johnny.

Johnny luego de reaccionar un poco, se puso de pie y le dió un suave beso en la mejilla a Karoline.
-Mucho gusto, mi nombre es Karoline Mejía- Luego le sonrió.
-Mucho gusto Karoline, mi nombre es Johnny, soy el mejor amigo de tu hermano- Mientras le enviaba una mirada penetrante.
-Vale, hablamos luego, debo ir a mi habitación. -Dijo Karoline.
Luego empezó a caminar por el pasillo, hasta que se escuchó el sonido de la puerta que se cerraba tras ella.

Luego de un minuto de silencio, Johnny reaccionó.
-Tú hermana esta jodidamente buena.- Dijo Johnny mientras seguía mirando la habitación desde donde estaba.
-Oye, callate, tiene novio, y no se va a fijar en ti, estúpido. -Dijo Charlie mientras se reía.
-¡Callate tú!, yo la conquistaré, y tú tendrás que ayudarme, imbécil.- Dijo Johnny, mientras mandaba un golpe hacia el brazo de Charlie.
-¡Ay! Eso dolió, vale, yo te ayudo hermano.

Luego de irse a su casa, Johnny, antes de dormir, se quedó pensando en lo que había visto esa noche, aparte de la sensualidad de Karoline, había visto que su amigo tenía cicatrices, moretones, y cortes hechos hace poco en sus muñecas.
Él debía saber lo que le pasaba a su amigo, saber por qué se autolesionaba, por qué no le había contado, y sobre todo, por qué no acudía a él cada vez que se sentía mal, en lugar de autolesionarse.

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