Me encontraba en mi casa. Haciendo deberes en el escritorio de mi habitacion.
Estaba agotada de trabajar.
Me levanté.
Caminé hacia mi armario.
Donde había un espejo.
Lo raro fue que no me ví reflejada. Me acerqué a tocarlo, tal vez ya no era un espejo, alguien hubiera puesto un papel o algo... pero veia toda mi habitacion. Me giré 《¿que está pasando?》Pensé.
Volví a girarme, yo seguia sin reflejarme, pero ví a un hombre, con mirada fija observandome. Dirijiendome a el rompí con mis puños el cristal, rompiendo tambien en llantos de miedo. Seguia dandole golpes, una vez ya roto y con los pedazos por el suelo.
Me miré las manos. Estaban llenas de sangre, cortes y heridas. Al igual que mis descalzos pies, con los cuales habia pisado los trozos de espejo.
Me giré. El hombre no estaba.
Entonces desperte, entre sudores y llantos. Eran las seis de la madrugada. Ví a Laura tumbada a mi lado, dormida.
Era un poco pronto. Entrabamos al instituto a las 8. Tenia dos horas. Me levante de la cama y al tocar el suelo con los pies, solté un desgarrador grito de dolor. Me volví a sentar. Tenia los pies llenos de cortes. Al igual que las manos. No habia sangre, aunque dolia como mil puñaladas. Agité a Laura con la intencion de despertarla.
-Que quieres?-Dijó cambiando de posicion.
-Bueno... cuando no parezcas un zombie te lo cuento.
