Hola, tened en cuenta que siempre cambio los nombres de los protagonistas. Así que haceros la idea de que no se llamaba María la cumpleañera. Si no recuerdo mal, fue para dos amigas: Toñi y Azahara. Una cumple en junio y la otra en septiembre.
Pensé en las dos, ¿razones? por su fuerza de voluntad, su optimismo, dedicación al día a día de lo que hacen... porque tienen algo de esa profesión, de eso no lo dudeis.
Os dejo con la lectura de... COSAS DEL DESTINO, espero que os guste.
Obra registrada número: 1308065544811
Aurora Salas Delgado©
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Era demasiado tarde, lo era, sí, porque él ya se había ido y yo, tonta de mí, no tuve el valor suficiente para decirle que lo amaba. Es increíble que una simple palabra sea tan difícil de pronunciar cuando él estaba delante.
Debía olvidarme de él, nunca más le vería, el verano acababa y volvería a mi rutina diaria, a cuidar a Marga y, con un poco de suerte, podría trabajar en el hospital de la capital.
Regresé a casa. Javi, mi hermano, estaba terminando de recoger sus cosas.
- ¿Se lo has dicho? Chiqui.- Me preguntó al verme.
Le miré a punto de sollozar, negué. Él se acercó.
- No te preocupes, seguro que si es para ti volverás a verlo, mi pequeña María.- me dijo cariñosamente abrazándome.
Respondí a su abrazo con otro, me sentía tan deprimida que era reconfortante. La verdad es que adoraba a mi hermano, siempre me había cuidado desde pequeña, mis padres trabajaban fuera y él se encargaba de todo lo que necesitaba.
- No creo que eso ocurra.- le dije entre sollozos.- No creo en el destino... él ya no volverá a verme, se olvidará de mí y encontrará a otra que le diga que le quiere...
- Tranquila, chiqui, no digas eso, nunca se sabe. Además, no sabías si te quería o no.
- Por eso se olvidará pronto de mí... - le contesté abrazándole fuerte sin poder contener mi llanto.- ¿Tan fea soy?
Javi rió.
- No, eres la hermanita más guapa de toda España.
- Eso lo dices porque soy tu hermana.- le hablé mirándole, logrando contener mi llanto.
- Lo digo en serio, y el que no te quiera, no sabe lo que se pierde. Tú eres tú, María, no cambies nunca, al que no le gustes que se busque otra. Aunque... el chico te aceptaba... - comentó pensativo.
- Ya vale, quiero olvidar esto, no lo soporto.
- Lo siento, pequeña.- me dijo con una sonrisa tranquilizadora.
Le devolví la sonrisa.
Pasadas unas semanas, ya en el pueblo, había comenzado con mi rutinaria vida.
Marga estaba tan insoportable y quisquillosa como siempre con su sobrina. Cuando llegué, le sonreí abiertamente.
- Buenos días, Marga.- le dije.- ¿Cómo ha pasado el verano?
- ¿Cómo crees que lo he pasado, María? Esta sobrina mía no sabe hacer nada más que quejarse de mis manías, ya sabes, María, que mis manías son algo que no van a desaparecer hasta que me muera, pero esa estúpida no lo entiende.- me dijo, su voz era en un tono medio enfadado medio en reproche, y hablaba con mucha vitalidad.