Capítulo 9: El trato

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(Capítulo 9, Escena 1: Titus, Famulus)

Titus, mientras tanto esperaba sentado en medio de sus amigas. Famulus entró en la sala.

Famulus: Mi señor, tengo malas noticias. Hemos sido descubiertos, y Aegis acaba de emitir una orden de arresto contra vos. Debéis huir antes de que lleguen.

Titus se puso de pie, y con cara desesperada, salió hacia una de sus naves. No se dejaría atrapar.

(Capítulo 9, Escena 2: Júpiter, Caine, Stinger, Paris, Venus, Kalique)

El jardín del Olimpo estaba resplandeciente. El sol estaba alto, serían las doce de la mañana. Stinger había llegado hacía diez minutos.

Júpiter estaba de pie, en el medio del jardín. Caine estaba su derecha, con las alas extendidas. Stinger se situó a su izquierda, y como Caine, extendió sus alas. Ambos estaban preparados para protegerla de cualquier trampa que pudiera bajar de la pequeña nave que estaba aterrizando en el jardín.

Paris y Venus estaban junto a Olimpo, en un segundo plano, expectantes.

Venus pensó en su hijo, el pequeño que albergaba en su vientre. Pensó en su marido, que siempre estaba siempre junto a ella. Sabía que pronto tendría que tomar la decisión de abandonar el Olimpo. Su hermano ya se había ido, y tenía su propia vida, pero ella siempre había vivido para preparar el regreso de la Madre.

Una puerta de la nave se abrió, y la silueta de Kalique, seguida por dos criados, apareció.

Júpiter sólo había autorizado una pequeña comitiva, para evitar problemas.

Kalique avanzó hacia Júpiter con los brazos extendidos.

Kalique: Júpiter Abrasax, me alegro de verte. Gracias a tí, la guerra ha terminado. Titus pagará por lo que te ha hecho.

Júpiter sonrió. Tan majestuosa como siempre. Con un vestido largo, con flores de seda de colores, el pelo recogido. Ella sí que parecía una Diosa del Olimpo. Júpiter pensó que quizá hubiera debido ponerse algo más "apropiado" para el encuentro, pero se encontraba cómoda con sus pantalones y camiseta negros. Lista para el combate.

Kalique abrazó a Júpiter, susurrándole:

Kalique: ¿Has conseguido lo que querías, Júpiter?

Júpiter: Aún no, pero creo que estoy muy cerca de conseguirlo. Kalique, por favor, necesito que vengas conmigo. Tú sola.

Los dos criados se adelantaron, para proteger a su Alteza, pero ella los detuvo. Tampoco Caine y Stinger se movieron de sus puestos cuando las dos mujeres avanzaron juntas a través de los salones.

Cuando llegaron a la Sala de Audiencias, Kalique contempló la estatua de su madre.

Kalique: Había olvidado lo bonito que era este lugar, la maravillosa luz del sol, el color blanco, el azul del cielo.... Hacía mucho que no venía a Olimpo.

Júpiter cerró la puerta de la sala de audiencias, y Kalique la miró extrañada, con un atisbo de miedo en su mirada.

Júpiter: Esta es la Tierra, Kalique, estoy de acuerdo contigo en que es maravillosa. (Júpiter se acercó a la estatua y volvió a activar el mensaje de Hera). Te he traído aquí porque creo que debes escuchar a tu madre.

Kalique escuchó atentamente el mensaje que Júpiter había oído el día anterior. Cuando acabo, se quedó sorprendida y tuvo que sentarse. Cerró los ojos, y una lágrima se deslizó por su cara.

Júpiter: No quería hacerte llorar, Kalique, pero me dijiste que no sabías quién había asesinado a tu madre. Quería que lo oyeras tú misma.

El Destino de Júpiter: la historia continúaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora