Capítulo 4.

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—¡Emma!—. Gritó una voz masculina que hizo que me sentara de un salto en mi cama.
—¿¡Qué ocurre!?—grité tallandome los ojos.
—¡Despierta! El desayuno está listo—. Respondió Josh en un tono dulce.
—¿Y para eso me despertaste con un grito?—. Le pregunté molesta
—Llevaba mas de quince minutos llamándote—. Respondió como si nada.
—¡Podías haberme movido o algo!—.
—¡Está bien, está bien! Lo siento, no lo volveré a hacer. Ahora ven a desayunar—.
—¿Cocinaste?—. Le pregunté incrédula.
Él sonrió.
—Quizás...
Se dio la vuelta y salió de mi cuarto dejandome estupefacta.
¿Josh cocinando?
Esto tenía que verlo.
Fui descalza hasta la cocina y lo vi recargado en el refrigerador, sonriendo socarronamente.
—Eres taaaaan curiosa—canturreó—sabía que vendrías con ese anzuelo—.
Puse los ojos en blanco y negué con la cabeza mientras me sentaba en el comedor.
—Lo sabía, era demasiado bueno para ser verdad—. Dije entre dientes.
—Cállate y come—. Él puso una taza de café a mi lado y unos waffles en el otro.
—¡Wow!—. Exclamé sonriendo ampliamente.
—Compré los waffles y el café lo hice yo... Pero no le puse azúcar, toma—. Puso la azucarera frente a mi.
—¡No puedo creerlo Josh! ¿Cuándo te volviste tan servicial?—.
—Mmmm no lo sé... supongo que es porque te he extrañado—.
—Oh quizás es porque quieres convencerme de que me vaya a vivir contigo—. El rió.
—Si, tal vez...
Yo negué con la cabeza.
—Oye y... Que decidiste sobre... Ya sabes, el trabajo—.
Me quede de piedra.
—Yo...—No lo había pensado, pero ¡debía aceptarlo! Era una gran oportunidad además conseguiría dinero extra y Josh vería que soy independiente y...—acepto—respondí rápidamente—dile a Max que quiero el empleo—.
Josh sonrió.
—Ok, hoy lo veré, ¿quieres venir?—.
¿Ir? ¿Debería ir? ¿Ver a Max de nuevo? Después de... ¡Arg! ¡Tenía que olvidar eso! Dejar todo atrás y empezar desde cero, hacer como si nada hubiera pasado... Ni siquiera había sido la gran cosa esos besos...
—Si, voy contigo—.
—¿Ves lo fácil que es? Ahora yo te preguntaré si quieres ir a vivir conmigo y tu responderás lo mismo que acabas de decir—.
Rodé los ojos.
—Que no Josh, ¿a qué hora quedaste con Storm?—.
Él soltó una carcajada.
—¿Storm? ¿Desde cuándo le dices así?—. Lo miré mal.
—¡Desde que me ofreció trabajo! Se supone que será como mi jefe, así que debo dirigirme a él con propiedad—.
—Wow... me sorprendes mucho hermanita—. Dijo mientras me revolvía el cabello.
—¡No hagas eso!—. Lo reprendí.
—Lo siento, es inevitable—Negué con la cabeza—ve a cambiarte, quedé con Storm—hizo comillas en el aire con sus dedos al mencionar Storm—a las doce—.
Miré el reloj; eran las diez y media, tenía tiempo de sobra.

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Cinco minutos antes de las doce Josh y yo entrábamos a un Starbucks que estaba cerca de mi casa.
—¿Lo ves?—. Me preguntó mi hermano.
—¿Que cosa?—.
—A Max, que si ves a Max—.
—Oh—había pocas personas en el establecimiento—no, creo que aún no llega—.
Mi corazón estaba frenético pero intenté no pensar mucho en ello.
—Mmmm ven, vamos a pedir algo en lo que esperamos—.
Nos acercamos al mostrador donde estaba un tipo, como de unos veintitantos años, al vernos sonrió y se me quedó mirando fijamente.
—Hola—. Dijo con una voz profunda a juego con su sonrisa seductora.
Yo puse los ojos en blanco y me di la vuelta mientras Josh pedía.
—¡Claro amigo!—escuché que le decía a mi hermano—¿Y la chica linda que va a pedir?—.
Josh frunció el ceño.
Oh oh... esto no terminará bien. Pensé.
—Nada—. Le respondí seca.
—¡Oh vamos! Yo invito—. Dijo animadamente.
—La chica linda es mi hermana—le respondió Josh recalcando las palabras—y ya dijo que no quiere nada, estaremos esperando en la mesa de allá—. Me tomó del brazo y me llevó a una mesa vacía.
—Primera vez que me gusta que seas sobreprotector, gracias hermanito—. Le dije mientras le revolvía el cabello y me sentaba a su lado.
—Es un idiota...
—Me di cuenta...
—¡Arg! Espero que no intente nada mas cuando venga a dejar la maldita orden—.
—Josh...
Puse mi mano sobre la suya que en ese momento estaba hecha un puño.
—Si viene aquí con sus invitaciones y sonrisitas yo...
—Espero que no hables de mi Sanders—. Dijo una voz profunda.
Josh levanto la mirada y sonrió. Yo me quede mirando la mesa.
—¡Max!—. Dijo mientas se ponía de pie.
Oh Dios, Max esta aquí...

Nunca dejé de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora