Capitulo IV

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No fue la alarma la que me despertó, a las 7:00 salte de la cama, con miedo, no recordaba lo que acababa de soñar, pero estoy segura que no fue una pesadilla.
Cerré de nuevo mis ojos y la primera imagen que vino a mi mente fue de una persona que no reconocí en un primer instante. La persona que conocía tenía una gran sonrisa y aquella silueta estaba vacía de emoción, no había sonrisa, ni grandes ojos, y sus manos estaban quietas.
-Que raro, podría jurar que no lo recuerdo así... En ese momento recordé que la carta que había dejado bajo aquella ropa con olor a hospital era una carta de aquella silueta en persona.
Me levanté de la cama, y el frío se metió en mis huesos, debí ponerme la pijama... ya era muy tarde para hacerlo, faltaba menos de una hora para que mi alarma sonará, apenas y tenía tiempo de leer aquella carta y pensar un poco.
-Querida Stefy, si, si recuerdo tu nombre, lo recuerdo por que esta estampado en cada libreta en la que solía escribir...; no se por que te he olvidado, no sé quien eres, no sé por que tengo tu dirección en letra de mujer...
Me detuve al leer esa parte, que tonta fui, si quería alejarme debí quitarle aquella nota con mi dirección ¿en que estaba pensando?.
-Sólo quiero saber quien eres, y por que el hecho de no recordarte me ha causado tantos problemas. Se que has venido a la cafetería y te has llevado un libro, lo sé por que lo he anotado, llevo un registo de todo. ¿Me estoy volviendo loco?
El resto de la carta no tiene ningún sentido, repite "locura", "¿Quien eres?", "¿Puedes volver?", repite eso tantas veces que casi puedo imaginarmelo con las palmas de las manos en la cabeza para acallar aquellos problemas. Quizá deba ir a verlo y aclarar que jamás lo he visto... y en cierto modo es verdad. No lo recuerdo.

Sólo Recuerdos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora