Capítulo III

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Cuando desperté aquella mañana Jolle ya estaba despierto y me tenía en sus brazos, yo sólo me quedé mirándolo, él me estaba viendo quien sabe desde hacía cuanto tiempo.
Faltaban tan sólo unos minutos para que mi visita terminará y yo tuviera que irme para no ver a su enojona madre.
-No te vayas. - Dijo, abrazandome más fuerte. - Ayer mientras dormía recordé un poco.
-¿Qué es lo que recordaste? - Temía que recordará los problemas que tuvimos... las últimas palabras que le dije.
-Recordé que cuando te perdí todo se volvió negro... y sé que se trataba de ti por que escuche tu nombre y te vi mirándome a los ojos.
Aquello me llenó de pánico, recuerdo que después de eso, él partió a su casa y fue cuando se accidentó, lo que le han dicho es mentira, la pérdida de sus recuerdos no tiene nada que ver con aquel accidente y temo que el descubra la verdadera razón.
Cuando Jolle vio que me quedé sumergida en mis pensamientos volvió a hablar
-¿Qué fue lo que sucedio aquel día? ¿Por que has dicho que fue tu culpa justo aquel dia que veniste a verme por primera vez?
Justo en ese momento entró su madre a la habitación y sin siquiera dudarlo en su mirada había enojó, como siempre.
Lo único que pude hacer fue separarme de Jolle, tomar mis cosas y marcharme.
-Vuelve en la noche. Quiero saber que pasa con esa historia. - Sonrió y me despidió con la mano
-Volveré en la noche. - Me acerqué y le susurre al odio - Viene lo mejor...
Salí por la puerta principal, no sin antes haber recogido mi identificación y asegurarle a la enfermera que volveria en la noche, con la identificacion en la mano y una sonrisa en el rostro me acerqué a mi moto, la desenfunde, saque las llaves y fui directo a casa.
Al llegar vi que tenia una carta pendiente en el buzón, no le di importancia al ver el nombre, preparé una buena receta que aprendí en una cafetería lejana, me quedo exquisita, ya me había acostumbrado a preparar para dos aquella receta así que volví a hacerlo, no con intención fue algo inconciente, una pequeña puñalada, en fin, quedó mucha comida.
Le llevare un poco a Jolle, debe estar harto de aquella comida basura.
Después de comer y lavar lo que habia usado, tambien después de haber guardado un poco de comida en un recipiente discreto y haberlo puesto dentro de la maleta que llevaría esa noche al hospital con algunas más sorpresas para Jolle, tomé la carta y me fui a mi habitación.
Dejé todas mis cosas botadas justo en la mesita de lectura; con cosas me refiero a mi ropa y zapatos, en aquella mesita tenía muchos libros apilados, pendientes de leer pero con tan pocos ánimos sólo los vi y los tape con la ropa que acababa de lanzar, era como si los libros me dijeran "Me tienes aquí y no me aprovechas", incluso tape la carta con quien sabe que escrito, puse mi alarma para despertar relativamente pronto y darme un baño antes de ir con Jolle, me recoste y sin darme cuenta me dormí.

Sólo Recuerdos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora