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Sonrie.

  Y en ese momento en el que te da miedo cerrar los ojos. Verte como eras anteriormente. Ver todo el sufrimiento que has pasado. Ver toda la gente que se ha reído de ti, humillado, maltratado, empujado, pegado, insultado. Es en ese momento en el que tienes miedo a volver atrás. Porque sabes que si lo harás te destrozarás de nuevo. Sabes que vas a comerte la cabeza. Pero ha sido tanto el sufrimiento que no puedes olvidarlo. Y una cosa así no se olvida del día a la mañana. Sigues con los ojos cerrados y una lágrima se cae por tu mejilla. No solo por los malos recuerdos, sino que gracias a esos malos momentos te has hecho fuerte. Has podido levantarte y seguir tu camino de piedras, algunas más difíciles, otras mas odiosas y otras mucho más faciles. Abres los ojos, y dejas que las lágrimas caigan por tus mejillas. Son lágrimas de fuerza. Porque has aprendido el significado de la palabra fuerza, de la palabra guerrera.
Vas al baño, te lavas la cara y te la secas. Ahí has dejado tus primeras lagrimas de fuerza. Te sientes orgullosa por lo que eres ahora. Porque aunque la gente diga que has cambiado, sigues siendo la niña pequeña y tímida. La niña que no quiere hablar con nadie con el miedo de que ocurra de nuevo. Pero sabes que si ocurre de nuevo, esa vez, y solo esa vez, serás fuerte. Pues de los daños se aprenden. Y quieres seguir tu camino de piedras para aprender más lecciones. Porque eres fuerte. Sonríe.