Eran las dos menos cuarto, y en el aula 402 de la preparatoria Dalton, esperaban la llegada del nuevo profesor de Biología. Mientras tanto, los jóvenes chismorreaban sobre los temas más populares entre los pasillos, destacando.
Al fondo del salón, había un pequeño grupo excluido de los populares e impopulares que estaba conformado por tres 2 chicos y una chica; sus nombres eran Oliver, Ryan y Merry.
Eran amigos inseparables desde el primer semestre en Dalton. No podía haber grupo más agradable que el de ellos; bueno, ninguno más agradable desde su punto de vista.
Cursaban el quinto semestre de preparatoria y estaban a casi nada de entrar a la universidad, pero ese aun no era tema de preocupación.
Oliver tenía una estatura de 1.72 metros; cabello rubio oscuro; tez clara y una sonrisa un poco coqueta.
Merry por su parte, era de estatura baja oscilando en el metro y medio; su cabello era castaño claro y ondulado; su tono de piel era moreno claro.
Por último, Ryan; él era de estatura media con 1.65 metros, piel morena clara y un tanto delgado.
Los tres se complementaban tanto física como emocionalmente. Cada uno tenía una personalidad distinta, pero finalmente la amistad los unía.
Oliver les platicaba sobre una interesante propuesta acerca de trabajar en el Haley Beam Café, que le pertenecía a su hermana Sara y su socia, Ana, y que necesitaba algunos meseros de medio tiempo; justo lo que buscaban los chicos.
—Así que,—dijo Oliver—. nos iremos después de clase a ver a mi hermana y le diremos que aceptamos el trabajo, ¿no es así?
Ryan y Merry afirmaron con un gesto aprobatorio y los tres estrecharon manos formando una especie de cadena entre ellos. Luego de ello, Merry preguntó.
—¿A qué hora llegará ese profesor nuevo?
—Si no llega, podríamos irnos más temprano.—Afirmó Ryan.
—Ya es algo tarde. ¿Supone que solo nos dará diez minutos de clase?
—Tranquila, Merry.—dijo Oliver—. Mejor para nosotros.
—No sé ustedes, —gruñó Merry—, pero a mí me gusta tomar clases.
La puerta del aula se abrió y un elegante hombre alto de traje, cabello bien acomodado y buena presentación, entró.
—Buenas tardes, jóvenes.—dijo el hombre de piel clara y barba perfectamente rasurada—. Lamento el gran retraso. No sabía que en Beantown, el transporte es algo escaso y lento.
>>En fin, creo que sería mejor presentarme rápidamente: mi nombre es Profesor Joseph Pucket, y seré vuestro profesor de Biología este semestre. Espero que podamos llevarnos lo mejor posible y, si tienen alguna duda, no duden en preguntar.—Esperó algunos segundos para después volver a hablar—. ¿Ninguno? De acuerdo. Supongo que podría torturarlos más, pero ya casi no hay tiempo, así que nos veremos mañana de acuerdo a sus horarios. Comenzaremos con las presentaciones, por lo que no deberán molestarse en sacar lápiz ni papel. Qué tengan buena tarde.
Ryan quedó perplejo ante el rostro que acababa de contemplar. La sensación era comparada a conectar miles de cables en su cerebro que sobrecargaban la actividad neuronal y en su lugar dejaban un trance temporal.