Capitulo 3. Canción del olimpo

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Sara/Serenia POV

Llegue a la orilla lo más rápido que pude y sin dejar de apretar el colgante que me dio mi madre, estaba agotada y mientras salia del agua mi cola anaranjada iba desapareciendo y me iban saliendo mis dos piernas de nuevo, estaba en ropa interior, pero se podría confundir con un Bikini, así que observe la costa de la playa con cautela mientras estaba de rodillas intentando no llorar en la arena y vi una toalla tumbada sobre la arena, entonces la cogi y eche a correr mientras me la ponía al rededor del pecho, no sabia a donde ir y tenia los ojos llorosos pero no e derramado todavía ninguna lágrima, no me salían las lagrimas estaba más impactada que triste, me senté en un banco y abrí la mano, ahí estaba la concha que me había dado mi madre, le di la vuelta y vi que había una inscripción que decia "Oh dioses del Olimpo de mí no juzguéis pues la más bella canción escribiré" ¿Qué quería significar eso de una canción?Luego me fije en que por la parte de la izquierda había escrito algo en pequeño que decía "Sean Morrison" era un nombre y apellido pero, no me servía de nada, baje la mirada al suelo y seguía sin saber que hacer acto seguido coloque la concha en mi colgante y entonces al alzar la vista y vi el instituto y, acto seguido recordé a Alexander, el estaba en el instituto, el podría ayudarme así que me dio igual ir en toalla a por el fui a paso ligero hacia el instituto, eran las tres por lo tanto, deben estar apunto de salir de clase, lo espere atrás de un árbol, cuando lo viese le diría que viniese, toco el timbre y veía como la gente salia del instituto, podría tardar mucho en encontrarlo, pero de pronto alze un poco la vista y lo encontré, no destacaba mucho, era un chico de altura media con ojos grisáceos. De pronto se pasó la mano por su oscuro cabello y dirigió su mirada hacia mí. Yo le hice un gesto para que se acercase cuando estaba casi a mi lado, creo que el noto como mis ojos estaban a punto de llenarse de lágrimas, me miró a los ojos y me pregunto.

-¿Qué te pasa?-Dijo Serio.-No estarás enfadada por lo de esta mañana ¿No?.-Las lágrimas comenzaban a resbalar por mis mejillas, aunque intentase pararlas. No podía contestarle, mi voz no salía.-

Entonces Alexander, mirándome confuso se acercó hacia mi para abrazarme. Levante la mirada, y le mire a los ojos, cuando por fin pude hablar, le conté todo lo que había pasado y que estaba sin familia, sin nada y que no tenía sitio donde quedarme el se quedo un poco impactado pero reaccionó rápido y me dijo.

-Puede que haya supervivientes, incluso puede que nuestras madres se hayan salvado.-Me temblaba la voz pero aun así le conteste.-P-p-puede que la tuya si, la mía, murió por protegerme y me entrego este colgante y e dijo que buscase a mi padre.-Bueno vamos a mirar ¿Vale?.-Vale.-Vi que Alexander no está aterrado ni consternado por la pérdida de su madre así que le pregunte sin pelos en la lengua.
-No estabas unido a tu madre no?.-No, verdaderamente soy más mundano que tritón.-Vi que sus facciones se entristecen, yo todavía tenia los ojos llorosos, solo pude decirle
-¿Me das un abrazo.-Claro.-su pecho era cálido y me sentía algo protegida por sus brazos.-

Nos dirigimos a la playa y cuando nadie miro entremos en el agua, yo empecé a alatear con mi cola naranja y Alexander me seguía con su cola grisácea, que le favorecía mucho por que sus ojos también son grises, vimos el cartel de Reino que decía "Bienvenidos" cuando Alexander vio todo eso, se le dilataron los ojos, parecían dos platos, casi no se le veía su color grisáceo, me agarro de la mano y me dijo.

-Todo, todo esta destruido y deberíamos de irnos, tu te has salvado por poco, no quiero que ese por poco se convierta en muerta así que por favor vayamonos. -Pero, pero deberíamos de ver por lo menos los otros Reinos y si todavía el Leviatan no a destruido todos.-Me corto la palabra y me dijo. -No me importan los otros Reinos, me importaba en que tu y yo viviéramos Sirenia y, ahora esta todo está destruido, nadie aviso a nuestro reino y por eso mi madre, mi madre...-También está muerta.-Una lágrima se caía por sus mejillas así que, sin pensármelo los dos veces, le di un abrazo, y le acariciaba el pelo y añadí.-Tienes razón, debemos irnos.-Dije conteniendo me las lagrimas y siendo un poco valiente.-

No nos tiro mucho rato salir de la cuidad pero cuando estábamos a punto de salir de la cuidad, observemos que todavía el Leviatan estaba merodeando por los alrededores del reino Alexander me agarro de la muñeca y me llevo atrás de unos escombros me miró a los ojos y me dijo en susurro.

-Te acuerdas del poder antiguo de que si besas a la persona que amas, esta persona y tu podéis viajar al reino de la superficie?-Dijo serio y mirando muy cerca de mi cara.-Claro que me acuerdo, esa tablilla que está en el templo ¿Por qué?-Pregunte algo extrañada.-Por esto.-Se acercó a mi, me puso la mano en la barbilla y me beso. -

Notaba un cosquilleo y parecía que estaba flotando, me sentía mareada y cuando logre abrir los ojos, seguía pegada a los labios de Alexander y este estaba colorado y lo mejor de todo es que, estábamos en forma humana, por que nos habíamos conseguido trasportar a la superficie pero espera, espera eso significa que.. ¡¿Alexander esta enamorado de mi?!. Me empece a sonrojar, me gustaba el cálido contacto de sus labios, era reconfortante, pero estaba yo también muy roja así que, me aparte y mire hacia otro lado, esperando a que el no viese mi vergüenza, no había sido mi primer beso pero, tenia algo que no se, lo hacía especial, sobretodo para mi, quizás, solo quizás es que algo a mi también me guste Alexander pero también quizás me gusta el el chico del anillo todavía.

SireniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora