Te vi dibujando sueños
con un pincel roto,
y tan pequeño
que temí que el mundo fuera
demasiado grande para ti.Te vi ahorcando colores
con tus diminutas manos.
Gritando entre susurros
a retazos de pinturas
que bajaran los brazos,
que no eras un policía.
Que no ibas a hacerles daño.Contabas cuentos escribiendo
con letras ilegibles.
Cantabas una estrofa
interrogando a inocentes
y con sonrisa de ladrón.
Nunca, nadie consiguió
repetir esa canción.Soñabas poco.
¡Te volvías loco!
Y jugabas a llorar.
Y llorabas riendo.
Y juntabas los brazos,
sí, justo así,
mientras buscabas razones
para sacar las tijeras
y cortar en pedazos tu piel.No fue hasta que pusiste
tu pincel roto en mi mano,
cuando llegué a entender
que, aún teniendo pocos años,
quizá el mundo ya se había
hecho pequeño para ti.