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Louise

Perrie llegó con una sonrisa de satisfacción, se quitó el abrigo y lo colgó perfectamente en el closet, se saco los lentes y los guardo junto a los demás.

No dejaba de mirarla, ¿Qué estará tramando? Es muy temprano para qué haga de las suyas, es nueva, somos nueva, aun no conocemos prácticamente a nadie.

Se acostó sobre su cama y empezó a reir, sacó su celular y luego de unos segundos reprodujo un audio, era una chica qué hablaba, se escuchaba a los lejos pero se podía escuchar claramente sus palabras, la joven le confesaba su amor por... ¿Zayn?

Quién será.

«Por eso se lo pido, no, se lo suplico, guarde mi secreto señorita Edwards»

Esas fueron sus últimas palabras, el audio había acabado.

No entendí nada, ¿Quién es Zayn? ¿Quién era la chica qué hablaba? ¿Por qué Perrie grabo lo qué dijo? ¿Para qué?

La noche llegó, Perrie no salió de la cama, pasó toda la noche durmiendo, yo estaba cansada pero no tenía sueño.

Perfecto tengo insomnio. Maldición solo quiero qué amanezca.

Abrí con pesadez mis ojos, la luz penetraba toda la habitación y hacía doler mis ojos.

-Despierta bella durmiendo o llegarás tarde- Perrie estaba al lado de mi cama, de pie y muy bien arreglada como siempre.

-¿Qué hora es?- Frote mis ojos y solté un bostezo.

-Son las 7:40 am-

Salté de la cama, no tuve tiempo de apartar las sabanas de mi cuerpo, tuve problemas con ellas al enredarse en mis pies, no pude mantener el equilibrio y caí boca bajo en el suelo.

-MALDICIÓN- grité enojada.

Perrie empezó a reir, eso solo hacía qué me enojara mucho más.

Me levanté como pude y entré al baño, con una ágil habilidad me quité lo qué llevaba puesto, me di una rápida ducha y salí del baño.

-7:50 am, me adelante voy muy tarde, apurate Louise- Perrie abrió la puerta y la cerró justo cuando le había lanzado una almohada.

Para qué enemigos, si tengo una hermana gemela como Perrie.

No hubo tiempo de arreglas mi cabello así qué lo deje suelto y seguramente con algunos nudos enredado, no hay tiempo para peinarme. Me coloqué la mochila negra en el hombro y me miré una última vez en el espejo.

Ojeras.

Desgreñada.

Pero por lo menos bien vestida, unos jeans ajustados, un top hasta el ombligo, una chaqueta de cuero negra y unas botas hasta las rodillas del mismo color. Logré colocarme brillo labial y salí disparada por la puerta sin nada de maquillaje.

Crucé el campos y miré mi celular para asegurar qué tan tarde voy llegando.

8:04 am.

Era la hora qué marcaba el reloj, empecé a correr más rápido hasta poder entrar a la universidad.

Demonios.

Perrie es la qué sabe en qué sección estamos, ella se quedó con el estúpido papel qué ni siquiera leí pensando qué llegaríamos juntas.

La universidad es bastante grande, empecé a caminar en busca de la dirección, la mejor forma de ubicarme es hiendo ahí, sola jamás lograré llegar sin ubicación.

Los pasillos estaban muy solitarios, se nota qué las clases empezaron el silencio es abrumador, solo escuchaba mi respiración salir con fuerza por la agitación, hubiera seguido caminando pero unos brazos se apoderaron de mis hombros y con un fuerte y rápido movimiento me lanzaron junto a los casilleros, yo me quejé del dolor.

Cerré y abrí mis ojos con furia, ¿Quién es el maldito qué me hizo esto? Mi pregunta fue contestada de inmediato al ver el restro del chico qué me está acorralando.

-Suéltame bruto- dije con rabia, quería gritarle pero aún me duele el golpe.

-Eres una perra- me dijo, lo miré directo a los ojos.

Pude sentir cada odio en cada palabra qué me dijo, este sujeto nunca lo había visto en mi vida, si hubiese sido alguno de mis amantes lo reconocería pero no.

No conozco a este imbécil y ya me harte de esta posición, puse mis manos en su pecho y con toda la fuerza qué tenía lo empujé y logré quitármelo de encima, el solo se movió un poco, aun estábamos cerca, decidí ahorrarme las ganas de gritarle.

Puse un dedo en su pecho, el me miró con sorpresa pero de inmediato frunció su ceño molesto.

-Escúchame bien imbécil, no te equivoques tu y yo no nos conocemos- Me acerqué más a su rostro. -Tienes razón soy una perra, pero no soy tú perra, así qué me respetas idiota qué no te he hecho nada para qué vengas y me ataques-

Me alejé de él y volvi a mi camino.

-Todo esto es tu culpa y me la vas a pagar- dijo a mis espaldas, ni me inmuté sus amenzas no tienen ningún efecto en mí.

Solo seguí caminando, hasta lograr ver la oficina del director.

N/A:

Wooow ¿Alguien más amo este capítulos?

Dedicado a LittleAzalean

Cuándo llegue a 15 votos, actualizo.

Estoy haciendo una historia Jarry pasen a leer «Cartas a Harry»

Gracias por leer.

Xoxo,Jazz.

OMG |Gemelas Edwards|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora