Capítulo 2: Sortilegios Weasley.

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Para Li,

¡Te dije que tú y Draco regresarían! Ustedes dos son el uno para el otro, ambos son inteligentes, guapos y tienen mal humor (¡Es broma!)

Es extraño como no se han hablado o se han visto desde el fin de curso, sin embargo, supongo que probablemente él esté en su casa, evitando atraer el ojo público, con eso de que su padre fue enviado a Azkaban y eso. Aún así, mantén la cabeza en alto, un par de días más y llegarás a verlo, y lo más importante, ¡A mi!

Mi verano ha sido aburrido, mamá y papá tuvieron la estúpida idea de ir a Estados Unidos para ver a algunos viejos amigos suyos que viven allí. Ni siquiera es Nueva York o Los Ángeles, no, tenían que vivir en el lugar más estúpido de Estados Unidos, Hicksville...

Aunque conocí a un chico guapo, ¡Y es mago! Su nombre es Brady, es el típico chico Americano, ya sabes, rubio, bronceado, gran cuerpo y sonrisa traviesa. Incluso se comprometió a visitarme a Inglaterra en algún momento del próximo año, ¡Por lo que tú y Soph llegarán conocerlo! No puedo esperar a eso...

Rasgué la carta de Honey por la mitad. No es que fuera mala, o no me preocupara por cualquier cosa que Honey tuviera que decir, es sólo que en este momento realmente no podía molestarme en leerla. De todos modos iba a verla en un par de días, una vez que regresáramos a la escuela.

Lancé la carta hecha añicos en el fuego de la cocina y acaricié mis nudillos con nerviosismo. La hora de las comidas eran siempre incómodas, cualquier comentario que hiciera, incluso si fuera puramente bien intencionado, sólo me hacía conseguir una bofetada por mi madre, y cualquier respuesta que mis hermanos trataran de hacer, sólo conseguían una mirada viciosa también.

Ron se agitó en su asiento mientras yo tomaba el último asiento vacío entre él y Hermione. Hoy era nuestro último día de verano, mañana por suerte volveríamos a Hogwarts y ya no tendría que soportar las miradas de odio y los comentarios hirientes de mi madre y de vez en cuando los de mi padre.

Puesto que todos estábamos preparados para el nuevo año, mamá decidió dejarnos pasar este último día de vacaciones en el callejón Diagon y así poder visitar la nueva tienda de Fred y George, la cual había sido un éxito masivo. El Profeta había escrito numerosos artículos brillantes sobre ello, y gracias a que Fred y George habían estado haciendo más dinero de lo que un Weasley jamás ha poseído durante generaciones. Siendo los muchachos generosos que eran, hicieron arreglos a La Madriguera, pagaron a especialistas mágicos para que fortalecieran las bases y la madera de nuestra casa, por lo que era poco probable que se derrumbara. Teníamos más ganado para la pequeña granja que mantenía nuestro padre y más dinero para gastar en nuestro equipo escolar. Por primera vez, todos podíamos permitirnos nuevas túnicas en lugar de usar las de nuestros hermanos mayores.

-¡Date prisa Harry! - Ron exclamó a nuestro amigo, quién había estado trabajando como un burro en la cocina durante una hora.

Esta mañana insistió en hacer el desayuno con gran admiración de mi madre, y nos informó  que era particularmente bueno en un plato muggle llamado "panqueques". Observé curiosamente cómo el rostro de Hermione se iluminaba de felicidad cuando Harry anunció lo que estaba preparando, y todos escuchamos la historia de Hermione sobre cómo su padre los preparaba todos los domingos cuando era una niña. La respuesta de Ron había sido:

-¡Caray! ¡Si puede emocionarla tanto así, entonces deben saber delicioso!

Harry rió mientras se lanzaba un paño de cocina por encima de su hombro y levantaba el plato lleno de comida para luego ponerlo sobre la mesa. Ginny, Ron y yo miramos el plato con curiosidad mientras que Hermione aplaudía con alegría.

Esmeralda | Draco Malfoy (Lazuli Book 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora