5. AM

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5. AM

Niall.

Ir al gimnasio durante estos dos años en la universidad da sus frutos cuando puedes atrapar tantas bolsas como yo lo estoy haciendo en este instante, sin sentir dolor alguno. Claro que la peor parte es tener que hacer equilibrio para cerrar la puerta. No podía dejar la bolsa de comida china sobre el suelo, tenía miedo de volcarlo todo como un idiota. Acabé por sellarla con mi espalda y trasero, y una vez hecho, alcé la mirada y me percaté de que Meredith había estado allí todo el tiempo, observándome.

Gracias al cielo sólo estaban prendidas las luces tenues y de focos pequeños en el living, de otro modo podría haber visto el calor que invadió mis mejillas por unos segundos.

A medida que me acerqué a ella, pude reconocer que ya no llevaba puesto su pijama de pantalón largo a cuadros ni su musculosa blanca, sino que vestía un completo atuendo de noche con zapatos de tacón incluido. Hasta me atrevía a decir que se maquilló por el realce de su mirada. Y claro que ahora llegaba a mi altura sin problemas. Tragué saliva al reconocer que estaba teniendo pensamientos sobre lo atractiva que se veía.

¿Debía elogiarla o pasarlo por alto? ¡Claro que pasarlo por alto, Horan! No puedes coquetear con quien cuida de Theo. No debes.

-¿Necesitas ayuda? -preguntó ella entonces, amablemente, rompiendo el silencio y mi estúpido trance de pensamientos.

-Tal vez un poco. -respondí con la intención de que se acercara.

¿Qué? No iba a decir comentarios grotescos o halagos insulsos, pero aún así podía seguir manejando la situación sutilmente. Sigo siendo un chico, ¿Saben?

-Bien. -afirmó mientras le cedía la bolsa de comida.

Su perfume floral se estancó en el aire, impidiéndome por un segundo manejar mi mente, mientras me sentía deliciosamente atontado. Y el toque de nuestros dedos nos terminó otorgando una pequeña electricidad que movió cada uno de nuestros sentidos.

-Ouch. -se quejó ella mientras me miraba algo perpleja por lo sucedido.

-¿Tu también lo sentiste, verdad? Lo siento.

Asintió, a medio sonreír, y dijo: -No es como si fuera tu culpa.

-Puede ser. -acordé mientras le señalaba con una mano libre la comida embolsada. -Traje la cena. Es comida china.

Ella abrió los ojos, asombrada.

-Es mi favorita. -contestó, con un tono muy feliz.

-Lo sé, tengo mis contactos. -aseguré, guiñando un ojo. -Puedes calentarla en el microondas y comenzar sin mi, si quieres. Yo iré a dejar esto arriba para luego cambiarme.

Desaparecí sin decir más, y me encaminé hacia las escaleras, para subirlas rápidamente. Retiré de las bolsas toda la ropa que había comprado sobre la cama, no sin antes guardar dos bolsas cerradas dentro del placard, que le pertenecían a mi madre y a Theo. No pude evitar comprarles algo. Parecía tener un gran sentido femenino a la hora de comprar. ¿Qué puedo decir? Me gusta hacerle regalos a los demás, tanto como a mi mismo. Nunca sé cuando parar.

Escogí usar una camisa blanca con pequeños detalles y símbolos en negro junto con un pantalón de jean apretado y de color azul oscuro, seguido de unas botas negras puntiagudas. Peiné mi cabello en un arreglado jopo y coloqué sobre el puente de mi nariz unos lentes con marco negro y redondeado.

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⏰ Última actualización: Oct 09, 2016 ⏰

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